LA ORDEN

“Por fin quietas, ya no se mueven como ratas cobardes que huyen de un incendio, ahora solo nos falta hacerlas callar. Cuando usted diga ordeno los disparos”. Eso es lo que le dijo a él el oficial que tenía a su cargo. Odiaba esa situación, ojalá no se hubiera visto envuelto en todo ese infierno, pero sabía que era muy tarde para evitarlo, al menos podía hacer una última cosa, “Oficial a ella no, ella dejarla libre que se viene conmigo” El oficial aceptó callando y con cara de pocos amigos. “Hija espero que algún día puedas llegar a perdonarme, tienes todo el derecho a odiarme”

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