Ella le dijo que cerrara los ojos y se imaginará un lugar, no importaba cual. Y él le hizo caso y se dejo llevar, primero se imaginó aeropuertos, personas que vienen y se van, el otoño por las ventanas, cafeterías repletas de gente, calles perpendiculares, y el sentir que había alguien que le estaba esperando, luego se dio cuenta que el lugar no importaba, pero que aquella ciudad juraría que la había visto antes en alguna película que transcurría entre el centro y el norte de Europa, ahora solo sabía que no quería abrir los ojos y descubrir que aquello tan solo se quedaba en una mera ilusión, quería creer que estaba allí, sentado en algún local esperando a que ella apareciera.
Los aeropuertos, estaciones y lugares donde la gente se mueve y no para, están bien. Pero como bien dices, da igual el sitio, lo importante es sentir que hay alguien que te espera... y que ese momento sea mágico.
ResponderEliminarPues sí, te animo a que vuelvas a cerrar los ojos... y empieces a elegir unas fechas, el lugar está claro :) pero ya te digo, que puede ser cualquier otro... tú decides, inmigrante :)
Un beso!!!!!!
y preciosa entrada!!! me ha encantado!
PD: Y ella eligió León jaja (mentira!). No por ilusión sino por imposición. Es lo que tienen los congresos que cada vez toca en un sitio diferente. A ver qué tal.