DEJÀ VU

Creía verla por todas partes, cuando bajo del avión y creyó que estaba ahí, esperándole, con un pack de cervezas, dentro del taxi, a su lado, mientras hablaba a unos cristales empañados que mostraban una ciudad fría y lluviosa en pleno mes de Agosto, igual que otras veces creyó descubrirla en la mesa de la cocina, sentada sobre una silla con las piernas recogidas, tan solo con esa camisa de los Knicks que le sentaba tan bien, y una copa de vino en su mano derecha y otra en la izquierda ofreciéndosela a él de bienvenida, creyó sentir su olor, su calor, cuando se acerco a la cama, para curar las heridas, el cansancio, de saber que no estaba.

RESULTA TAN DIFÍCIL NO TENERTE CERCA

Resulta tan difícil no tenerte cerca, que a veces creo que bordeo la locura, miro hacia arriba, y me pongo a pensar, ojalá pudiera tejer una red que llegara más allá del cielo y creara un caminito que me llevara hasta ti. Estés donde estés, ya sea en un cabaret, en una sesión de hipnosis, en un agujero negro de esos que se esconden en las malas calles, o en un pasaje peatonal céntrico tomándote una cerveza. Espérame que llegaré.

Resulta tan difícil no tenerte cerca, que a veces tiemblo de miedo por creer que he olvidado tu sonrisa, el tacto de tus manos, tus palabras rompiendo mis temores, mis incertidumbres, conjugando la victoria que vendrá, juntos, es mucho más fácil hacer el viaje acompañado que en solitario. El pensar que quizás no volveremos a retomar esas mañanas recién levantados con sabor a magdalenas, a zumo de naranja, y café con leche, a tus besos desarticulando mis teorías, a mis ganas de volverte a conocer desnuda, entre las sabanas, y estropear todos los relojes que tengamos cerca porque el tiempo ya no será nuestra guadaña diaria.

Resulta tan difícil no tenerte cerca, que a veces me imagino a otro, tocándote, acariciándote, surcando las comisuras de tus labios, y lo peor de todo es que tú no le dices que pare. Esa imagen es tan terrible.. Producto de no escuchar tu voz desde hace tanto tiempo, de no oír el bip bip de mi móvil con un mensaje de tu parte, de entrar al correo electrónico y te lo digo muy en serio sin importarme una mierda si en Agosto tendré trabajo, o tendré que labrarme mi futuro a base de imaginación, lo único que busco son cuatro palabras firmadas con tu nombre, te echo de menos. Tan simple como eso.

Resulta tan difícil no tenerte cerca, que estoy pensando muy seriamente perder el Sábado el avión que me está esperando, porque volver a tu ciudad sin que tú estés no tiene ningún sentido, lo mejor sería cambiar de rumbo, comprar un billete de ida allí donde te pueda volver a retener entre mis brazos, y aunque muchas voces pensarán que sería igual que lanzarme al vacio, tranquila, que yo sé que sería el salto más inteligente que podría hacer en estos momentos.

Resulta tan difícil no tenerte cerca, que te prometo que todos los días que abro una puerta, ya sea la de un nuevo bar, la de mi cuarto, la de los miedos, la de las promesas, la de un mañana mejor, siempre espero encontrar detrás de esas puertas un caminito que me lleve a un agujero gusano, y fracturar así las reglas temporales Newtonianas y teletransportame a tu lado, quebrando todas las dimensiones tridimensionales, cogerte de la mano para decirte, hola, ya he llegado. Violando a esta maldita espera dándote un beso.

ESTACIÓN LUNAR



Te busque por todas partes sin yo saber que te buscaba, que te necesitaba, pero no deje de hacerlo. Quizás porque en las noches que me quedaba solo, y descubría que a veces es más peligroso sentirse solo que estarlo, tú eras quien anidaba mi nostalgia, tus labios, tus pechos bajo ese sujetador que siempre te ponías para los momentos especiales, o al menos eso me decían las tácticas que usabas para dejarme llevar a cualquier parte, porque éramos jóvenes, y todo era mucho más sencillo. Qué nos preocupaba, un examén aprobado, ya ves, que sencillo, con lo complicado que ahora es todo, o lo complicado que lo hicimos, incluso la plata siempre presente, siempre autoritaria y dictatorial, no dejábamos que nos marcara, que endureciera nuestro destino. No como ahora, que solo aprendí una cosa, que aquellos que dicen que el dinero no da la felicidad son normalmente quienes no tienen problemas con él.

Ahora estoy aquí, después de tantos años, teniendo la grata oportunidad de saber que me vuelves a escuchar, a sentir, a corregir mi pedantería, mi tristeza, mi eso que me aterra y no sé ponerle nombre, porque quizás no lo tiene o no quiero averiguarlo para que no me asuste tanto, malditos vicios que agarre, pero ahí estás tú, ahora lo sé lo que te hacía diferente a las demás, no era la belleza tal como nos la han intentado imponer, impartir, porque claro que eres bella, pero es una belleza vulnerable, real, no creada de artificio, de ese artificio que nos deja a casi todos gilipollas ante una imagen, falsa, corrompida. Porque la belleza es más que un patrón, es recuperar la sonrisa con la facilidad que tú lo haces, y saber siempre conjugar la alegría, quizás por eso te va tan bien, seguro....

Sabes, si ahora pudiera te llevaría ahí a donde descubrí la mejor manera de estar, de sentirse bien con uno mismo, con los demás, de acercarse a una paz que todos necesitamos, como una especie de un mundo mejor, pero que yo sepa hasta ahora no existen billetes para dos al unísono, tendrás que encontrar tu propio camino, aunque no está lejos, es el lugar más cercano a la luna, por eso quizás lo llamo estación lunar. Sabes al principio es complicado llegar, incluso me perdí muchas veces, demasiadas, pero al final encontré el camino, aún no recuerdo como, ni creo que llegue a recordarlo jamás. Incluso tiene varias variantes, es decir cada vez que vas puedes elegir un recorrido diferente, no tiene porque ser siempre el mismo. Tan solo tienes que cerrar los ojos y llegar hasta él. Así de sencillo, de simple, está dentro de nosotros, y por eso te volví a encontrar, por eso, porque eres tan irreal para el mundo de asfalto, como de real lo eres dentro de la estación lunar.

Por eso mañana, si quieres, reservo un lugar en la cara oculta de la luna, me dijeron que ahí se encuentra el mejor restaurante que jamás puedas llegar a imaginar, y que luego hay baile para dos, y podemos descorchar por precio lunar una buena botella de champan, y beberla toda la noche, para luego llevarte a un lago, un lago lleno de estrellas, y de aguas cristalinas, y hacerte allí el amor, como desde hace tantos años soñé que te lo volvería hacer, porque eso es lo hermoso de la estación lunar, descubrir que todo te ha ido perfecto, que eres la misma de siempre, que la vida no te maltrato demasiado, que supiste hacerlo todo tan bien que lo envidio, que ojalá mañana cuando me levante entre los bloques de hormigón y en la era del aire acondicionado, tuviera el valor suficiente de escribirle a mi jefe el siguiente mensaje: “Perdone, señor jefe, pero hoy no puedo ir a trabajar porque tengo que hacer a una chica feliz”. Y esa eres tú, aunque no lo sepas.

SUSHI

Sushi en tus labios
y en tu vestido rojo
con caracteres japoneses.

Sushi en las corcheas
en el compas dos por dos
en nuestros pasos de baile.

Sushi junto a tu pezón
en tu nalga izquierda
en el corazón de tu ombligo.

Sushi para dos
oculto entre las sabanas
con sabor oriental.

Sushi en una tormenta de verano
una noche estrellada
o donde pueda encontrarte.

Sushi para cuando vuelvas
deje de echarte de menos
y recuperemos el tiempo perdido.

CINE DE VERANO

Fue ahí en un cine de verano, la primera vez que te cogí de la mano, y sentí que mi mundo entero daba la vuelta, jamás antes había agarrado otra mano y un gusanillo de luz me había recorrido por dentro, iluminando las partes más oscuras, que ya empezaban a emerger por la pérdida de la infancia. Recuerdo que no supe que decirte, y estuve tan pendiente de ti, de tus gestos, de observarte que olvide que película fuimos a ver. Claro que entonces no llegábamos a alcanzar los quince años y quizás por eso esa misma tarde me enamore.

Recuerdo que aquel verano fue el mejor de mi vida durante mucho tiempo, las sesiones de cine, las palomitas compartidas, el no sabernos que decir, porque que se pueden decir dos infantes enamorados, todavía no habíamos descubierto las palabras suficientes para expresar y entender que nos ocurría, simplemente reíamos, y nos cogíamos de la mano, hasta que llego el día, ahí mismo, en la oscuridad de un cine de verano cuando junte tus labios con los míos, y fue un beso mucho mejor que el habíamos visto hasta entonces en la pantalla.

Ahora años después me viene la nostalgia de ese primer amor, como te irá me pregunto, habrás encontrado a un príncipe que te cuide, te mime, y te haga feliz todas las noches, porque esa es la clave, es tan simple como eso. La gente a veces lo complica demasiado. Si me preguntaras qué tal te diría que descubrí otros cines de verano, otros labios ocultos en las últimas butacas, y poco a poco aprendí a poner palabras a los gusanillos de luz, pero fueron un error, porque me llevaron a traducirlas en promesas que jamás cumplí, ya sea porque no estaba preparado, o porque ellas se marchaban antes de que tuviera oportunidad.

Ahora igual que nuestro héroe favorito, ese de un planeta no identificado, y nombre de dos letras, E.T. todos los días observo el cielo y me digo igual que él mirando hacia el infinito, mi casa, es decir dónde está mi lugar en el mundo, a donde debo de ir para escuchar que todo saldrá genial, a donde debo de ir para dejar de echar de menos, abrir una cerveza a medias, y compartir un cine de verano particular, e ir a la última butaca que inventara a orillas de algún mar, allí donde estén esas coordenadas que me están esperando.

EL MURO



La primera vez que vi tu nombre fue allí, fotografiado en un muro, y no fue tu nombre lo que me atrajo, los nombres son etiquetas, superficies, que no me dicen nada por si solos. Lo que me sedujo fue la frase que vos firmabas, era conmovedora, poética, y se me metió hasta muy adentro, allí donde a veces no le podemos poner palabras para explicarlo.

Al final di con el muro, tuve que marchar a otra ciudad, a unas nuevas coordenadas, me llevo meses encontrarlo, y lo primero que hice fue trepar por él hasta llegar a tu firma, a tu nombre, a ver si tocándolo, oliéndolo, sacaba alguna pista de quien eras, quien podías ser, la gente me miraba como loco, hasta que llegaron los de siempre, con sus porras, con su licencia asquerosa que les da el poder, para desmantelar mi ilusión de encontrarte. Me dolió, sobre todo en un par de costillas, como pegan los hijos de puta, lo único que saben hacer, malditos milicos como diría un amigo mío, que de eso sabía mucho, porque allí en su país primero Videla, y luego otros jodieron una nación.

Pero no me rendí, aunque ya no trepaba por el muro, por solidaridad con mis costillas, todos los días me acercaba a él, a ver si encontraba una huella de vos, una pista que me llevara a ponerte rostro, manos, cuerpo, y si vos quisieras a acariciarte para comprobar todo lo que me imaginaba mientras intentaba descifrar quien había detrás de ese nombre.

La poca plata que retenía conmigo se me acababa, invente algo para atraer el dinero, porque el dinero si uno quiere se atrae, solo que como todo hay que aprenderlo, pero más que aprenderlo, creerlo, desearlo de verdad. Porque no se puede creer sin desear en lo que se cree. Así que alargue mi estancia, porque creía que daría contigo, incluso ya había inventado historias de vos sin conocerte, porque la imaginación es así, así de traviesa, si la dejas andar sin correa, libre como el sonido del viento.

Hasta que un día no fue en el muro, fue a la vuelta de una esquina, me cruce con vos, y lo supe al instante, y no pude reaccionar de otra manera, agarre tu brazo con fuerza para que no te me escaparas, y dije tu nombre, es decir el del muro, y me miraste entre sorprendida y furiosa, y me preguntaste quien era yo y que quería, y te dije, una respuesta, solo quiero una respuesta. ¿Tienes tiempo para dármela?, Tiene que ser ahora respondiste, sí, te dije.

Te lleve al muro, no estaba lejos, pero se nos hizo eterno, dos extraños, y tú que me mirabas con recelo, curioso que jamás note miedo en ti, cualquiera lo hubiera tenido, incluso es más hubiera sido lo lógico, pero se ve que aprendiste a vencerlos o a huir de ellos. Una vez en el muro te lo pregunte, ¿Tú escribiste esa frase?, un sí rotundo y claro me respondiste, y yo te dije, te andaba buscando hace mucho tiempo, si quieres vamos a tomar un vino y te lo explico todo, pero.... ¿Es urgente? No, me dijiste. Entonces eso puede esperar, no te preocupes, ahora resolvamos lo que ya espero demasiado tiempo, el que te conociera y tú descubrieras porque.

Ahora meses después, mientras termino de exprimir el zumo de naranja y espero a que te despiertes, todavía me gusta acercarme al muro y leer tu frase, tu nombre.

EL INTERCAMBIO

No es fácil si cuando recorro tu cuerpo cansado resulta que no estás, que eres otra, distinta, diferente, como si hubieran hecho un intercambio de ti, pero con tu misma piel, tus mismos rincones, tus mismos senos, igual que repitieron el olor de tu cabello.

No es fácil porque lo que busco en ti, no está en tu cuerpo, no, no me malinterpretes, está, claro que está cuando succiono tus pezones, o te despeino mientras te beso, o utilizo tus muslos como pistas de despegue y aterrizaje de aviones que invento con mis dedos, con mi lengua.

No es fácil porque aunque tu voz han hecho que sea la misma, no dice lo mismo, está muy lejos de decir lo que necesito oír. Quiero escucharte a ti, a tus miedos, a tus promesas, a tus verdades, a cuando cantas mientras te duchas y dejas que te enjabone, para luego hacerte el amor mientras nos importa una mierda si llegamos tarde o llegamos temprano a donde tuviéramos que llegar.

No es fácil porque tu tacto no es el mismo, sí, las mismas manos, el mismo destino escrito en las líneas de tu palma, pero no saben tocar como me tocabas tú, no saben reconocerme, se olvidaron de lo que me gusta y me deja de gustar, y eso sé que jamás te pasaría, ni aunque perdieras la cordura.

No es fácil... y antes de continuar una mano que se posa sobre su hombro le devuelve a la tierra.

¿Eres tú?

¿Quién si no?

Creía que te habían cambiado.

Puedo prometerte que soy yo, boludo.

Boludo no, boludo porque creía que te había perdido para siempre.

LA CAMISETA DE LOS KNICKS



Miro la cuenta del banco, nada, en blanco, un día más. Llevamos así unas semanas, que vamos hacer. Me respondes que no me preocupe, que estaremos preparados para lo que venga.

Mientras tanto vamos a disfrutar, que no es poco. Me dices a la vez que me sirves un Whisky frio, al menos queda hielo, pienso.

¿Qué miras? Me preguntas cuando estás a punto de sentarte al otro lado del sofá.

Tus piernas, no puedo evitarlo. Te queda demasiado bien esa camiseta de los Knicks.

¿Son buenos?

¿Quién?

Los Knicks, no se supone que tú sabes de eso.

Es un equipo de esos que te enseña que perder no es tan malo como llegamos a pensar.

Dejo caer mi cabeza sobre sus piernas, mientras recupero su tacto con mi lengua, con mis labios, y le sugiero que se haga un porro.

Así mientras ella entra en el arte de liar Marihuana, poco a poco, voy descubriendo lo que ya conozco, todos los entresijos que guardan sus piernas, todos sus rincones, desde el dedo gordo del pie, hasta donde cubren sus braguitas de color de fresa. Le digo, una vez lo enciendas, tú te lo fumas un rato y te dejas hacer.

A la vez que ella le va dando lentas y suaves caladas al canuto, mientras lo combina con algún que otro trago de Whisky, ya no tiene las bragas puestas, y poco a poco empieza a sentir una lengua aproximarse a su coño, descubriendo un placer que ya conoce pero que no le importa recordar, y que jamás quiere olvidar.

Desnudos los dos y recostados sobre el sofá, quedan las cenizas y dos vasos vacios que todavía huelen a Whisky, también queda lo que le digo que jamás nos podrán quitar, esto, esto jamás nos lo podrán quitar.

Y tu añades algo más, no solo esto, tampoco nos quitaran nuestros sueños, eso tampoco nos lo robaran, o acaso dejaste de creer.

No sé si de creer, pero quizás me volví más escéptico de lo que me gustaría.

Dos días después:

Tenías razón, el otro día, cuando hablabas sobre los sueños, creo que lo entendí, te acuerdas que siempre habíamos pensado en ir al sur, pues porque no empezar de cero en el sur, creo que puede ser una buena idea como cualquier otra, así que cogí todos nuestros ahorros que teníamos guardados, los últimos y compre estos dos billetes, que te parece, no es un viaje de ida y vuelta, esta vez es solo de ida, de ida a un mundo mejor, porque quizás el sur nos dé las repuestas que no encontramos aquí.

No dice nada, simplemente sonríe, bautizando así la camiseta de los Knicks. Ahora deja que haga un porro, y tú igual que el otro día, me vuelves a mostrar que perder no es tan malo como a veces creemos, igual que los Knicks.

Sus piernas me están esperando...

Unos días después:

Al lado de la puerta cuatro maletas esperan a que comiencen su aventura, solamente saben que van al sur, y no necesitan saber nada más, al menos por ahora.

¿Has cogido la camiseta de los Knicks?

Si

Entonces lo tenemos todo. Ya nos podemos ir.

JUGUETES PELIGROSOS

Deja que el despertador suene tres veces más de lo habitual, y cuando se acerca hacía él le da la opción de repetir, una nueva oportunidad para el sueño. Al final se levanta, cansado de tener que hacerlo, se va directo al baño, no tiene perdida, cuando vives en un zulo es lo que tiene, porque 30 metros cuadrados no tienen nada de dignidad, son zulos modernos, zulos del siglo veintiuno, zulos propios de la era del aire acondicionado.

Después de entrar en contacto con la realidad, sale del baño y se dirige a la cocina, se prepara una taza de café, y pone pan a tostar, mientras tanto pone la tele y ahí están los malditos tertulianos igual que todas las mañanas, que intentan explicar un mundo que no se puede explicar, al menos no así, como ellos lo hacen.

El café le reconforta, las tostadas las unta de mermelada de cereza y mantequilla, cuando termina mira el reloj, se asoma al termómetro de la ventana, y observa el manto de hojas caídas que deja el otoño.

Antes de vestirse, abre un cajón, saca una pistola negra, y la examina con la mirada, como si fuera la primera vez que la tuviera entre las manos, le pasa un paño por encima, le saca brillo, resulta que está inmaculada.

Se levanta, se pone de pie, y con las dos manos se mete la pistola en la boca, y hace el amago de disparar. Se la saca de la boca, y la vuelve a inspeccionar, le quita el seguro, y se la apoya con la mano derecha contra la sien, y aprieta firmemente el gatillo, ¡PUM!

Observamos que su cuerpo continua todavía en pie, que no hay ninguna gota de sangre a su alrededor, y nos preguntamos qué ha pasado, miramos hacia arriba, y encontramos la solución, al lado de la pistola ha salido un cartelito que pone: “Hoy puede ser un gran día”.

TARRO DE CRISTAL

Duplicare tus besos
los encerrare en un tarro de cristal
y los guardare para cuando lleguen los días grises
en los que te eche de menos
en los que nada serán lo mismo sin ti
en los que contaré los días hasta que vuelvas
un amanecer cualquiera
a cambiar los besos que guarde
en un tarro de cristal
por unos nuevos y rejuvenecedores.

Hasta entonces
te estaré esperando...

SEGUNDA OPORTUNIDAD

“Estoy tan lejos de hacer lo que realmente me gustaría hacer, que me asusta...”

Primero escuchamos sus canciones, luego cantamos su estribillo
después nos acercan una cuerda, nos hacemos nuestro propio nudo
y tan solo les pedimos un favor, que aprieten fuerte la soga
que no quede ninguna duda, y próxima visita el más allá.

Cuando resulta que tu destino está en la palma de tu mano
¿No lo lees? ¿No lo hueles? ¿No te atreves a cambiarlo?
heridas abiertas, cicatrices que nos etiquetan
y las palmas de las manos que sangran y sangran
hasta que todo se vuelve negro. Una vez más...

Vuelta a empezar, haz girar la rueda
y ve en busca de tu segunda oportunidad
quizás está más cerca de lo que esperas
detrás de los arboles que no te dejan ver el bosque
al girar la próxima esquina
o en el tumulto que se cuece en tu cabeza.

Mientras tanto el diablo seguirá jugando a las cartas
contigo te guste o no te guste la idea
las princesas abandonaran sus castillos de cartón
y los Orcos saldrán de Mordor en busca de carne fresca
y un maldito anillo que no existe.

Porque está todo dentro de nuestro tarro
el hombre del traje gris, la oscuridad infinita,
el diablo y su as en la manga
el nudo de la soga
girar la rueda y volver a empezar
o retroceder a tus errores una y otra vez
compadeciéndote hasta tu día final.

“Sí, ellos existen, están allí, aprietan, es cierto,
no ayudan a que las cosas sean fáciles, también es cierto,
pero aún así podemos labrarnos nuestro propio destino.
Mira las palmas de tu mano, y encuentra tu segunda oportunidad.”