ESCUCHAR

Tengo ganas que cuando me escuches no sea demasiado tarde para oírme, un egipcio me enseñó cómo construir pirámides para dos, un palestino la otra tarde mientras buscaba descalzo la espuma del mar, me hizo ver que no merece la pena desistir, que con lucha, paciencia y calma siempre, siempre, acaba llegando el momento que buscamos, y un alpinista aficionado a las construcciones de lego, me mostró como superar los obstáculos, así, así fue como se acercaba el anochecer, y me dije, que las noches que me acuesto extrañando que tú no estés al otro lado, y dejes tu libro sobre la mesilla de noche, y nos abracemos hasta que conciliemos el sueño, tienen que tener sus horas contadas. 

A la mañana siguiente, un viejo duende me recordó que no hay que olvidar que todavía queda un Peter Pan dentro de nosotros, y que los polvos mágicos que nos hagan volver a volar, son más cosa nuestra que de los demás, igual que el viejo acordeonista, que se ponía en la esquina a tocar, y me desveló que el secreto está en dejar que las cosas fluyan a su manera, jamás hay que encerrarlas en un tarro de cristal, o el mago que me mostró un truco, con el cual siempre que quiera puedo tener la sensación de volver hacia atrás para volver a partir de cero. Así, así, nunca será demasiado tarde para que me puedas escuchar. 

Saludos y gracias

3 comentarios:

  1. Me gusta tu vecindad, no debes de saber lo que es el aburrimiento.

    Un abrazo

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    1. Ni te lo imaginas!!! Siempre hay algo nuevo por descubrir:)

      Un abrazo

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  2. Nunca es tarde para nada!!!! y menos para escuchar!!

    Espero que vaya todo bien por aquellas tierras!

    Un besazo

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