TOMANDO EL SOL


Se alinean los planetas en tus ojos azabache, y suspiras porque no quieres que termine lo que todavía no ha empezado, el calor del verano cae sobre nuestras espaldas, y que luego busquemos una palmera que haga mucha sombra para tomar ahí los bocadillos que nos hemos traído de casa.

Te gustan los personajes solitarios de las novelas, los que no tienen nada que perder porque ya lo habían perdido todo, y aún así, el escritor se adueña de su vida de mierda y la transforma en una aventura, me comentas como ficción está genial, pero quizás en este mundo de gravedad 9.8, atajaríamos mucho si dejásemos de sufrir más de la cuenta, a veces no tiene sentido querer tener la vida de algunos personajes de novelas.

Que luego te mojaras los pies en la orilla, y que tienes una manía muy tonta que llevas adoptando desde que eras pequeña, cada vez que pisas una playa tienes que intentar al menos traerte cinco piedras contigo, que ya lo veré el día que me invites a tu casa, ahí quien tiene un cuenco de cristal lleno de corchos de botellas de vino, pues tú en cambio lo sustituyes por uno lleno de piedras.

Ah! Qué se te olvidaba, que ya de paso, también me enseñarás la colección que todavía guardas de VHS de películas en blanco y negro, elegiremos una al azar, y que estaría genial meter un paquete de palomitas en el microondas, dejar que pasen unos tres minutos, preguntarme qué prefiero para beber, y yo contestarte lo mismo que tú tomes, y me respondas fantástico, a lo mejor te sorprendo.

Me entra vértigo porque sin querer ya estamos haciendo planes, promesas que pertenecen a un futuro que desconocemos si se cumplirá, y que si no es así, luego seguramente nos sentiremos fatal el uno con el otro, y me dices no seas tonto, que no es bueno pensar tanto, que tenga paciencia y me deje llevar, y sonríes a la vez que giras la cabeza hacía el otro lado, dejándome tu nuca a la vista, y preguntándome cuánto tiempo más tendré que esperar para tener mi metamorfosis y ser una hormiguita pequeñita y trepar por tus hombros con suaves mordiscos, acercándome sigilosamente hasta el lóbulo de tu oreja, jugar con ella, hacerte cosquillas y susurrarte polvo de hadas. Mientras salgo de mi ensimismamiento cuando te oigo decir si podría ponerte un poco más de protector solar por la espalda que no te quieres quemar más de la cuenta.

Saludos y gracias

3 comentarios:

  1. Con tus letras he tomado el sol desde tus instantes, he olido las palomitas, sentido el microondas, y he visto trepar por sus hombros esos suaves mordiscos.

    Besos.

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  2. ¡Pero que bonito, chico dulce! Haces que sea sencillo de leer, y eso, te aseguro que no es nada fácil.
    Eres un romántico empedernido, ahora entiendo lo que me has escrito en mi blog: te gustan los desenlaces felices, porque no te puedes imaginar lo que debe ser irte a casa sin acariciar esa nuca, sin repartir ese polvo de hadas por su cintura morena.
    Precioso.

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