Ella le dice que le sienta bien la barba que lleva arrastrando consigo estos días que están avisando que dentro de poco caerán las hojas muertas de los chopos, y harán un cementerio en todas las calles principales de la ciudad, y que tenga cuidado no vaya a ser que según se acerque el anochecer algún muerto viviente salga buscando carne fresca, que tenga la escopeta preparada por si tiene que abrir fuego a quemarropa.
Él le dice que no se preocupe, que esta noche está igual de guapa que todas las noches que tiene suerte de verla antes de que salga, porque llegó pronto del maldito trabajo que no les da ni para pagar la factura de la luz, por eso se alumbran a base de candiles que sacaron a hurtadillas de las tiendas de los chinos, y él le pide por favor que no vuelva a salir ahí fuera, que le promete que mañana como sea consigue un futuro mejor, que si hace falta se lo arranca de las manos a los que les quitaron todo con sus medidas y ajustes diabólicos, y mientras él se agarra a su cintura para que no se vaya, ella le dice mientras le acaricia su barba densa y llorona, sabes que a mí me gusta tan poco como a ti, pero si me ofrecen lo suficiente no me queda más remedio que quitarme la ropa y mancharme con sus sucios cuerpos, además sabes perfectamente que no es por nosotros, es por él, y de fondo se escucha el llanto de un recién nacido.
Saludos y gracias
fíjate que a pocos autores les queda tan bien la falta de puntos, quiero decir: tienes párrafos inmensos sin un punto. Y te queda bien, te queda genial ¿sabes que difícil es hacer eso?
ResponderEliminarGracias por tus palabras, se agradece mucho cuando alguien te valora la forma de escribir, la verdad que durante mucho tiempo fui buscando un camino que me sintiera cómodo y bien conmigo mismo al expresarme por escrito y contar estas historias que me encanta compartir, y supongo que así sin más, sin ser realmente consciente de ello, acabe encontrando mi sitio rodeado de comas.
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