LAS ESCALERAS



Un billete espacial, un globo para cruzar la mitad del mundo, alguien en el suelo, como si se tratase de una triste babosa que camina por la tierra mojada intentando impedirte que sigas adelante mientras inútilmente trata de agarrase a tus tobillos, desde siempre, desde que eras una niña pequeña te gustaba subir las mismas escaleras que volvías a subir de adulta, una vez más con los pies descalzos y los escalones de dos en dos.

Una cometa de colores suizos, un ventilador para reciclar, te estará esperando, como todas las anteriores ocasiones, en el descansillo último antes de tu destino final, sentado en su silla de madera de tres patas, cebando su mate, con los ojos que sobresalen desde su barba adulta y vieja, pero sin juzgar, resoplará fuerte cuando pases por su lado, para que te percibas que está ahí, por si quieres decirle algo, por si todavía existe duda, inseguridad, pero tus uñas señalan hacía arriba sin remordimiento, firmes, seguras, y tus pies diminutos pasan a su lado sin hacer el más mínimo ruido, ni el aire huracanado que rodea la silla, su contorno, te hace retroceder un ápice.

Un alambre que une dos mundos, una antena parabólica, tu billete, tu globo, tu cometa, tu ventilador, tu final de las escaleras, ahí donde no hay ninguna superficie a la que agarrarse, tan solo vacio bajo tus preciosos pies, y el manto de un cielo que vaticina tormenta como techo, una vez más decidirás cruzar al otro lado, al mundo de los espectros, donde te sientes alguien importante, y luego una vez más cuando vuelvas arrastrarás un muerto contigo.

Saludos y gracias

2 comentarios: