Donde estará mi madriguera, Alicia encontró la suya, Peter Pan encontró su país, y yo en cambio busco mi lugar fantástico o mejor dicho intento recuperar allí donde sé que estuve una vez y me pierdo. Me doy cuenta que mientras lo busco es igual que viajar hacia ninguna parte, y aun así insisto, insisto porque sino lo encuentro creo que me voy a volver loco.
Necesito volver a recuperar la magia que se me desvaneció por la punta de los dedos sin poder remediarlo, necesito volver a creer en algo bello, en otras variables posibles, en otros caminos y mundos ajenos a esta maldita opulencia que me esta matando. Vivo en un mundo lleno de opulencia, donde lo único que cuenta es cuanto gastas, cuanto consumes, y jugamos a ver quien tiene más monedas, amigo has perdido vete con los de tu clase que aquí sobras. Vivo en un mundo donde te diagnostican por tu maldito dinero. Donde solo cuenta lo material, y los sentimientos y las sensaciones los mandamos a tomar por culo. Aunque los ensalzamos como el principio de nuestros ideales, y es ahí donde una vez echa la trampa el juego está más abierto que nunca.
Yo contradictorio por naturaleza, cobaya de laboratorio, exponente y marioneta de unos hilos que no vemos pero que nos manejan a su antojo. Acepte las reglas del sistema, su juego, y lo cierto que todo marcha bien mientras ganas, mientras aunque disputes partidas igualadas y de vez en cuando pierdas alguna te compensa esa pequeña victoria por la mínima, y ver como el triunfo basado en un esfuerzo que tan solo tú sabes cuanto trabajo te ha llevado conseguirlo te compensa de tal manera mientras tienes la capacidad de gastar, gastar, adaptándote así a la burbuja en la cual te han cerrado con llave aunque tú no lo sepas, sin vistas más allá que a un mañana que ya ves incierto, sin comparaciones que te puedan corromper las entrañas, y encima creyendo en una corriente llamada “sueño americano”. Mientras por otro lado algunos libros, algunos escritos, algunas experiencias me enseñaban lo contrario, me enseñaban la farsa en la cual vivía, vivo y vivimos. Yo aunque sin dudarlo, e incluso criticando este maldito sistema porque sabía después de haberlo aprendido que esto no es más que una mentira, no se trata más que de un juego malicioso, egoísta, y de una crueldad inimaginable, lo aceptaba sin más. Siempre pensando que uno, una vez que conoce sus reglas solo tienes que aceptarlas y aprovecharte de ellas de la mejor manera posible. En definitiva pensando que podía hacerle yo el juego al sistema jugando con sus reglas. Porque al fin y al cabo esta todo en nuestra mente, nada existe más lo que nosotros hemos creado, y si queremos, podemos conseguir lo que deseamos, tan solo tenemos que creer, creer en nuestro poder mental, estar convencidos que si nos lo proponemos en serio el Universo tiene un plan maestro para nosotros. Un plan donde todo lo que te puedas imaginar se puede hacer realidad, tan solo tienes que aprender a pedirlo. Otra corriente, otra variable que te ayuda a mantenerte en pie y aceptar estas reglas, e incluso si me apuras de vez en cuando entre borrachera y borrachera reírte en la cara de este maldito sistema. Pero resulta que esta vez la partida no va como me gustaría, y estoy recibiendo una soberana paliza, y esa cerveza que me quiero tomar no puede ser porque no hay moneda que me respalde por detrás, porque veo como se cometen injusticias delante de mis narices, y yo tan solo puedo entregarme a la resignación. Porque observo como lo que tenía que ser mío se olvidaron de que era mío y lo perdí, y con la boca calladita no digas ni much, no vaya a ser que hagas saltar en pedazos el castillo de naipes que tanto costo construir.
Así que mientras estoy hasta los mismísimos de vivir rodeado de tanta opulencia, enrabietado porque por un lado maldigo este sistema, por otro lado reconozco aunque me joda que tiene cosas que me gusta, que me arrastran a su mundo de escaparates, luces, colores, diversión, opulencia, deseos imposibles, mentiras entre bastidores. Pienso que ahora mismo me gustaría encontrar un lugar en el mundo donde me enseñaran a vivir fuera de estas reglas, conocer otro modelo de vida, donde lo más importante no sea el dinero y sus malditas leyes de gobernador imperioso. Porque debe de existir ese lugar, solo que yo lo desconozco. Pero el problema sería si una vez diera con el podría aceptarlo, o lo rechazaría porque quizás este maldito sistema actual me ha contaminado más de lo que me he imaginado. Y como droga caprichosa, adicción inevitable volvería corriendo a sus raíces para volver a ser marioneta de esos hilos invisibles que nos unen a un destino poco esperanzador mientras sigamos bajo su batuta.
Quizás cuando se acabe este partido, reciba la paliza que tenga que recibir, vuelvo a encontrar el animo adecuado, las fuerzas suficientes, para el nuevo duelo, y vuelvo a creer que puedo hacerle el juego a este sistema, que puedo salir triunfador como más de una vez he soñado, y alguna vez en pequeñas dosis he conseguido, aunque todavía no conseguí el triunfo que llevo tanto tiempo deseando y que de golpe y porrazo saldaría tantas, tantas deudas que tengo conmigo mismo. Quizás vuelva a recuperar la fe en el Universo y me satisfaga como creo y sé que lo puede hacer. O quizás una vez acabe este partido se me desvanecieron por siempre las fuerzas para otro, y de una maldita vez digo basta y a ver que pasa. Porque hoy me di cuenta que los malditos cabrones nos engañaron muy bien. Nos hicieron creer que vivir el día a día sin pensar en el mañana es fantástico, genial, y no nos dimos cuenta que no pensar en un mañana mata toda la esperanza de poder construir un mundo mejor para el futuro. Una vez más nos engañaron. Por eso ante tanta sobredosis de engaños, mentiras, fracasos, quiero encontrar esa madriguera, o ese escondite, refugio, píldoras, caramelos, lo que sea que me lleve de vuelta si alguna vez realmente estuve a ese lugar donde todo es fantasía, y hay seres que van más allá de nuestra imaginación, colores vivos que nunca fuimos capaces de imaginar, y donde la magia existe en todo su esplendor. Y sobre todo, sobre todo los sueños se pueden hacer realidad. Mientras tanto, yo continuare mi viaje hacia ninguna parte.
Necesito volver a recuperar la magia que se me desvaneció por la punta de los dedos sin poder remediarlo, necesito volver a creer en algo bello, en otras variables posibles, en otros caminos y mundos ajenos a esta maldita opulencia que me esta matando. Vivo en un mundo lleno de opulencia, donde lo único que cuenta es cuanto gastas, cuanto consumes, y jugamos a ver quien tiene más monedas, amigo has perdido vete con los de tu clase que aquí sobras. Vivo en un mundo donde te diagnostican por tu maldito dinero. Donde solo cuenta lo material, y los sentimientos y las sensaciones los mandamos a tomar por culo. Aunque los ensalzamos como el principio de nuestros ideales, y es ahí donde una vez echa la trampa el juego está más abierto que nunca.
Yo contradictorio por naturaleza, cobaya de laboratorio, exponente y marioneta de unos hilos que no vemos pero que nos manejan a su antojo. Acepte las reglas del sistema, su juego, y lo cierto que todo marcha bien mientras ganas, mientras aunque disputes partidas igualadas y de vez en cuando pierdas alguna te compensa esa pequeña victoria por la mínima, y ver como el triunfo basado en un esfuerzo que tan solo tú sabes cuanto trabajo te ha llevado conseguirlo te compensa de tal manera mientras tienes la capacidad de gastar, gastar, adaptándote así a la burbuja en la cual te han cerrado con llave aunque tú no lo sepas, sin vistas más allá que a un mañana que ya ves incierto, sin comparaciones que te puedan corromper las entrañas, y encima creyendo en una corriente llamada “sueño americano”. Mientras por otro lado algunos libros, algunos escritos, algunas experiencias me enseñaban lo contrario, me enseñaban la farsa en la cual vivía, vivo y vivimos. Yo aunque sin dudarlo, e incluso criticando este maldito sistema porque sabía después de haberlo aprendido que esto no es más que una mentira, no se trata más que de un juego malicioso, egoísta, y de una crueldad inimaginable, lo aceptaba sin más. Siempre pensando que uno, una vez que conoce sus reglas solo tienes que aceptarlas y aprovecharte de ellas de la mejor manera posible. En definitiva pensando que podía hacerle yo el juego al sistema jugando con sus reglas. Porque al fin y al cabo esta todo en nuestra mente, nada existe más lo que nosotros hemos creado, y si queremos, podemos conseguir lo que deseamos, tan solo tenemos que creer, creer en nuestro poder mental, estar convencidos que si nos lo proponemos en serio el Universo tiene un plan maestro para nosotros. Un plan donde todo lo que te puedas imaginar se puede hacer realidad, tan solo tienes que aprender a pedirlo. Otra corriente, otra variable que te ayuda a mantenerte en pie y aceptar estas reglas, e incluso si me apuras de vez en cuando entre borrachera y borrachera reírte en la cara de este maldito sistema. Pero resulta que esta vez la partida no va como me gustaría, y estoy recibiendo una soberana paliza, y esa cerveza que me quiero tomar no puede ser porque no hay moneda que me respalde por detrás, porque veo como se cometen injusticias delante de mis narices, y yo tan solo puedo entregarme a la resignación. Porque observo como lo que tenía que ser mío se olvidaron de que era mío y lo perdí, y con la boca calladita no digas ni much, no vaya a ser que hagas saltar en pedazos el castillo de naipes que tanto costo construir.
Así que mientras estoy hasta los mismísimos de vivir rodeado de tanta opulencia, enrabietado porque por un lado maldigo este sistema, por otro lado reconozco aunque me joda que tiene cosas que me gusta, que me arrastran a su mundo de escaparates, luces, colores, diversión, opulencia, deseos imposibles, mentiras entre bastidores. Pienso que ahora mismo me gustaría encontrar un lugar en el mundo donde me enseñaran a vivir fuera de estas reglas, conocer otro modelo de vida, donde lo más importante no sea el dinero y sus malditas leyes de gobernador imperioso. Porque debe de existir ese lugar, solo que yo lo desconozco. Pero el problema sería si una vez diera con el podría aceptarlo, o lo rechazaría porque quizás este maldito sistema actual me ha contaminado más de lo que me he imaginado. Y como droga caprichosa, adicción inevitable volvería corriendo a sus raíces para volver a ser marioneta de esos hilos invisibles que nos unen a un destino poco esperanzador mientras sigamos bajo su batuta.
Quizás cuando se acabe este partido, reciba la paliza que tenga que recibir, vuelvo a encontrar el animo adecuado, las fuerzas suficientes, para el nuevo duelo, y vuelvo a creer que puedo hacerle el juego a este sistema, que puedo salir triunfador como más de una vez he soñado, y alguna vez en pequeñas dosis he conseguido, aunque todavía no conseguí el triunfo que llevo tanto tiempo deseando y que de golpe y porrazo saldaría tantas, tantas deudas que tengo conmigo mismo. Quizás vuelva a recuperar la fe en el Universo y me satisfaga como creo y sé que lo puede hacer. O quizás una vez acabe este partido se me desvanecieron por siempre las fuerzas para otro, y de una maldita vez digo basta y a ver que pasa. Porque hoy me di cuenta que los malditos cabrones nos engañaron muy bien. Nos hicieron creer que vivir el día a día sin pensar en el mañana es fantástico, genial, y no nos dimos cuenta que no pensar en un mañana mata toda la esperanza de poder construir un mundo mejor para el futuro. Una vez más nos engañaron. Por eso ante tanta sobredosis de engaños, mentiras, fracasos, quiero encontrar esa madriguera, o ese escondite, refugio, píldoras, caramelos, lo que sea que me lleve de vuelta si alguna vez realmente estuve a ese lugar donde todo es fantasía, y hay seres que van más allá de nuestra imaginación, colores vivos que nunca fuimos capaces de imaginar, y donde la magia existe en todo su esplendor. Y sobre todo, sobre todo los sueños se pueden hacer realidad. Mientras tanto, yo continuare mi viaje hacia ninguna parte.
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