No quiero hablar de donde he estado, simplemente necesitaba irme, tomarme mi tiempo, porque a veces aunque no sea justo, necesitamos dejar de tener lo que tenemos para darnos cuenta de las cosas, y no me refiero a nosotros, no, en ello jamás titubeé, por eso no huelo a engaño, no he buscado eso, he buscado otras cosas, saber, descubrir, que también en los pequeños detalles cotidianos, del día a día, te puedo dar en cierta manera todo lo que una vez me prometí a mí mismo darte, para convertirte en la chica más feliz de este planeta. Quizás para llevarte al fin del mundo no me hace falta atravesar el otro lado del Atlántico, ni hacer grandes proezas o hazañas, quizás simplemente así arrancándote las dudas con mis besos, trepando por tus muslos con mis dedos, con mi lengua, y levantando la mirada para decirte sin palabras, lo ves, aquí está, el Sicomoro que una vez te prometí, déjame subirme a él y enseñarte el fin del mundo. Luego por la mañana mientras nos enjabonemos el uno al otro, y tú tomes tú café y yo mi zumo de naranja, te contaré lo que hay al otro lado del Atlántico, lo mismo que si queremos tú y yo podemos encontrar aquí cada mañana.
A veces hay que escaparse, esconderse del mundo para poder volver.
ResponderEliminarBesos.
Tienes mucha razón en lo que dices, y es que, para valorar lo que tenemos, hay que desprenderse de ello primero, y es cuando nos damos cuenta de lo importante que son algunas personas y cosas, por eso hay que romper con la rutina en algún momento de la semana.
ResponderEliminarBesos.