Es ese estado. El mismo que
alcanza el silencio de las vacas. Descender hasta ahí, donde la puesta de sol
es más clara. Dejar lo que llaman civilización atrapada dentro de su paradigma.
Ese código de barras que hace demasiadas rayas. Como las de un televisor que se
ha estropeado. Los fines de semana respirar la montaña. Y el resto de días que
tan solo sirven para rellenar los calendarios. Pasear con Libre sin preguntarte
adonde te acabará llevando el asfalto. Cerrar las noches contando estrellas y
platillos volantes. Saber que cada día está más cerca que se cumpla su promesa.
Pronto aparecerá con su viejo 4x4 para compartir a tu lado el silencio de las
vacas.
Saludos y gracias
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