Quieres que seamos imperfectos
en un lugar imperfecto, afuera se ha ido la luz y son las doce del mediodía, no
quedan más saltos en el tiempo, gastamos todos los vales que habíamos
conseguido en la feria con el tiro al blanco, y fue subidos en la montaña rusa
cuando me declaraste las imprecisiones de sentir algo hacía mí, la inexactitud
de las palabras en tales confidencias, y que preferías darme un abrazo, luego fuimos
al barco pirata y finalmente no te pude conseguir el osito de peluche que tenía
dibujado un corazón en la boca del estomago, y una sonrisa cosida con el mismo
hilo como quien arregla una sutura de un mal golpe en la cabeza, charco rojo,
ruido de sirenas, y me llevaste cogidos de la mano al epicentro de la ciudad, y
allí me dijiste que a lo mejor un día sin sentido alguno decides marcharte y
olvidarme como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros.
Saludos y gracias
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