PÁJAROS EN LA CABEZA COMO DROGAS EN EL AIRE



Quien golpea en la puerta, se sube el cuello del abrigo, intenta meter ahí dentro la cabeza, se inclina lo suficiente para simular ser un jorobado, se enciende un cigarrillo, hace frío, el termómetro marca bajo cero, nadie parece que quiera estar a esas horas por la calle, menos él, cruza de acera, sin antes poder evitar quedarse parado en mitad del paso de cebra encarando las luces de un coche que va disminuyendo la velocidad según se acerca, le gusta retarse de esa manera estúpida, no tiene ningún sentido, lo sabe.

La última llamada con su madre no le ha sido nada agradable, ella piensa que tiene que ir a un psiquiatra y probar alguna de esas medicinas que tienen, que no hay quien lo entienda, que a veces esas cosas pasan, la cabeza se va pero igual que se va puede volver. Él la ha colgado sin ganas de escucharla más, después ha golpeado el auricular tres veces fuerte contra la mesilla a la cual está apoyado, ha desconectado el cable y se ha dicho que maldito sentido tiene este teléfono fijo, ninguno.

Sube unas escaleras con una pendiente que no dejaría a nadie indiferente, los escalones están olvidados por el tiempo, por el cumulo de cansancio, de pisadas, por la eternidad de saber que siempre será lo mismo para ellos, sin preguntarle nadie si eligieron ese papel, le sabe mal andar por ahí, porque huele su tristeza, la de los escalones, y le revienta no saber qué hacer con ella, una vez intento gritarla y tirarla contra el río, no fue suficiente, por no contar de la carrera que se tuvo que pegar para huir de un funcionario con traje de policía que no le gustó nada su actitud de “loco” como dirían últimamente todos los que le conocen, ya no le queda nadie a su lado que le vea normal.

Demasiados pájaros en la cabeza, tomará drogas por eso está tan raro, nunca fue muy normalito pero lo de ahora está fuera de cualquier limite con lo real, hay que hacer algo, y luego está esa chica de la que habla, que chica se podría fijar en él, ninguna que tuviera dos dedos de frente. Argumentos que le son indiferentes, tan solo le preocupa llegar a su destino a tiempo, a la misma hora que todos los días, está tiritando, sabe que es muy probable que tenga algo de fiebre, no le importa, una vez arriba, y abra la capsula todo le da igual, estará allí ella esperándole, le dirá tenemos dos horas igual que siempre, estirarán al máximo ese tiempo que tienen, lo ensancharan lo máximo posible, y al final se desearan lo mismo de siempre, ojalá este cada vez más cerca el día donde no haya capsulas, ni limites, ni drogas en el aire que impidan que estemos juntos todo lo que queramos.

Saludos y gracias

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