Todos estos años buscándote, para encontrar sentido a esta vida, porque el trabajo es un medio impuesto por este sistema, nunca un fin. Porque en definitiva la vida empezara a tener sentido cuando tú estés a mi lado. ¿Eres tú............? ¿Y si eres tú porque no me lo dejas claro, porque me haces dudar, porque tengo que pasar por esta incertidumbre, por esta impaciencia que a veces me ahoga?
A veces cuando la luz se estrella contra el suelo, y lo deja todo en blanco. Echo una mirada al pasado, y me llega el recuerdo de ellas, las que una vez fueron muy importantes para mi vida. Y lo más extraño de todo, que al final lo conseguí. Olvidar todo aquello que provoco que nos separáramos, y quedarme con una especie de nostalgia que recoge los mejores recuerdos. E incluso en algunos momentos un extraño sentimiento de añoranza. Y es en ese punto cuando te apetece coger el móvil y volver a marcar ese número que te prometiste no volver a marcar nunca más. Y al final.........una ventisca barre todos tus sentimientos, parte de tu memoria, y te preguntas: ¿Qué hago yo con el móvil entre mis manos?.
Porque me doy cuenta que esos besos que robe antes, esas noches entre sabanas gastadas por el sudor, no pertenecen a ti. Porque sé que cuando de contigo o te encuentre, no me dejaras, no me abandonaras, no nos autodestruiremos, porque aunque no te lo creas o suene a ingenuidades de Romeo y Julieta tú y yo estamos echo el uno para el otro. Lo sé, simplemente tengo que encontrarte. ¿Serás tú.........? ¡Respóndeme!. No, mejor, no me contestes. Deja que lo descubra por mí mismo, deja que cuando piense en ti ese gusanillo que recorre mi estomago haga su trabajo. Permíteme, a sumergirme en este viaje aunque tenga a veces un poco de miedo a sufrir por si al final descubro que no eres tú.
Y mientras tanto sigo pensando en aquellas que deje de lado, que rechace nada más saborear un poco del néctar de sus labios, sabiendo en algunos casos que pertenecía al diablo, y en otros casos que no era aquello que buscaba. En definitiva, que tú no te encontrabas detrás de ellos.
Ahora mientras la primavera se esconde detrás de esa ventana que siempre esta cerrada, mientras la naturaleza nos manda señales de STOP, mientras el mundo gira en una dirección inapropiada, mientras algunos amantes acaban de levantarse encontrando la paz entrelazando sus cuerpos. Mientras algunos adolescentes se dan sus primeros besos de amor, ese beso que nunca olvidaras, aunque los años te oxiden la memoria. Yo me encuentro aquí pensando que me afirme a no volver a pasar por este momento de incertidumbre, por este momento de inseguridad, por este querer vivir y no poder porque dependo de una señal, una llamada, un mensaje. Yo que me prometí e hice un trato conmigo mismo, casi como si se tratara de un pacto de sangre donde deje muy claro que a partir de ahora sería yo el que me autogestionaria mis sentimientos, mis sufrimientos, mis pesares, y mis alegrías, que nunca más o al menos por una temporada larga jamás lo dejaría en manos de otra persona. Y ahora me he vuelto a enredar en la misma trampa, dependo de un gesto tuyo, para sentirme mejor o peor. Todo porque el otro día creí ver en tus ojos mientras estábamos a punto de besarnos que eras tú. Quizás este equivocado, quizás la cuestión es de auto confianza, quizás se trata de saber trazar bien la línea que una los puntos que me lleve hasta ti.
A veces cuando la luz se estrella contra el suelo, y lo deja todo en blanco. Echo una mirada al pasado, y me llega el recuerdo de ellas, las que una vez fueron muy importantes para mi vida. Y lo más extraño de todo, que al final lo conseguí. Olvidar todo aquello que provoco que nos separáramos, y quedarme con una especie de nostalgia que recoge los mejores recuerdos. E incluso en algunos momentos un extraño sentimiento de añoranza. Y es en ese punto cuando te apetece coger el móvil y volver a marcar ese número que te prometiste no volver a marcar nunca más. Y al final.........una ventisca barre todos tus sentimientos, parte de tu memoria, y te preguntas: ¿Qué hago yo con el móvil entre mis manos?.
Porque me doy cuenta que esos besos que robe antes, esas noches entre sabanas gastadas por el sudor, no pertenecen a ti. Porque sé que cuando de contigo o te encuentre, no me dejaras, no me abandonaras, no nos autodestruiremos, porque aunque no te lo creas o suene a ingenuidades de Romeo y Julieta tú y yo estamos echo el uno para el otro. Lo sé, simplemente tengo que encontrarte. ¿Serás tú.........? ¡Respóndeme!. No, mejor, no me contestes. Deja que lo descubra por mí mismo, deja que cuando piense en ti ese gusanillo que recorre mi estomago haga su trabajo. Permíteme, a sumergirme en este viaje aunque tenga a veces un poco de miedo a sufrir por si al final descubro que no eres tú.
Y mientras tanto sigo pensando en aquellas que deje de lado, que rechace nada más saborear un poco del néctar de sus labios, sabiendo en algunos casos que pertenecía al diablo, y en otros casos que no era aquello que buscaba. En definitiva, que tú no te encontrabas detrás de ellos.
Ahora mientras la primavera se esconde detrás de esa ventana que siempre esta cerrada, mientras la naturaleza nos manda señales de STOP, mientras el mundo gira en una dirección inapropiada, mientras algunos amantes acaban de levantarse encontrando la paz entrelazando sus cuerpos. Mientras algunos adolescentes se dan sus primeros besos de amor, ese beso que nunca olvidaras, aunque los años te oxiden la memoria. Yo me encuentro aquí pensando que me afirme a no volver a pasar por este momento de incertidumbre, por este momento de inseguridad, por este querer vivir y no poder porque dependo de una señal, una llamada, un mensaje. Yo que me prometí e hice un trato conmigo mismo, casi como si se tratara de un pacto de sangre donde deje muy claro que a partir de ahora sería yo el que me autogestionaria mis sentimientos, mis sufrimientos, mis pesares, y mis alegrías, que nunca más o al menos por una temporada larga jamás lo dejaría en manos de otra persona. Y ahora me he vuelto a enredar en la misma trampa, dependo de un gesto tuyo, para sentirme mejor o peor. Todo porque el otro día creí ver en tus ojos mientras estábamos a punto de besarnos que eras tú. Quizás este equivocado, quizás la cuestión es de auto confianza, quizás se trata de saber trazar bien la línea que una los puntos que me lleve hasta ti.
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