Si callaras más tiempo
a lo mejor nunca te escucharía
y podríamos volver a empezar de cero
si supiera donde estás y donde te encuentras
mientras me pregunto
si tendrás ganas de volverme a ver
o acaso decidiste huir a pies juntillas
sin tan siquiera despedirte.
Que difícil es decir adiós
más que escucharlo.
Dicen de hecho que es peor dejar
que ser dejado.
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