Un cuarto oscuro, una mesa de por medio, y dos personas casi iguales, idénticas, habría que fijarse muy bien para marcar las diferencias entre ellos si en verdad existen. Y uno de ellos interroga al otro en busca de una respuesta. Después de varias horas de interrogatorio, se alcanza el clímax.
Cuéntame otra cosa, y deja de escribir y de decirme mariconadas y estupideces. Te pasas todo el día quejándote, que si mi cuerpo esto, que si me gustaría aquello, y siempre vuelves a lo mismo. A reconsiderar el futuro, a dejar de hacer esto y tener pensado hacer lo otro, sabes una cosa el maldito futuro está cansado de ti. Está hasta los huevos que te pases toda la puta vida psicoanalizándolo. Él no es el maldito culpable de lo que te pasa. Ni él, ni el universo, ni el puto mundo que tienes bajo tus pies. Que si, que vale, que este mundo es una mierda, y que. Acaso haces algo para cambiarlo, llorón. A que no haces una puta mierda. No mires hacía abajo mamona, mírame a los ojos y contéstame. Sé un hombre de una puta vez. Sabes, sí es cierto que tu cuerpo casi te dice basta, pero tú te lo buscaste, tú jugaste con fuego y al final te quemaste. Sabes porque, porque eres gilipollas. Carajo. Vuelve a vivir de una puta vez. Tú eres el cortocircuito que tienes dentro de tu cerebro. Tú eres el gilipollas que todos los días se hace las mismas preguntas, y por lo tanto obtiene las mismas dudas. No te das cuenta que todos los pensamientos negros que se te pasan por la cabeza son gusanos que te agujerean el cerebro. ¿Y que vas hacer con ellos, darles coba, dejar que se te suban a la chepa, y se rían de ti y te amarguen el resto de tu vida? O piensas hacer algo al respecto y mandarlos a tomar por culo. Suelta y escupe esa puta rabia que llevas dentro. Acaba con tus pesadillas de una puta vez, y meteles un puto tiro, destrózalas para siempre y no dejes que te jodan tus planes. Y lo que fue, fue, no hay vuelta atrás. Y deja de pensar en otras personas como puntos de apoyo inevitables para salir adelante. Tienes que salir tú solo, tú eres la única ayuda. Entiendes mentecato. Comprendes. Todo lo que deseas, todo lo que quieres, ella, el dinero (ese que no da la felicidad pero que ayuda a tenerla) vendrán cuando tú quieras que vengan. Lo tienes, solo que estás tan ciego que no lo ves. Así que en vez de quejarte actúa y lucha por algo mejor, si quieres escribir, y vivir de eso, síguelo intentándolo pero creyendo en ello. Joder, un poco de amor propio no te vendría mal. Tú mejor que nadie sabes cuantas mentiras nos decimos a nosotros mismos para salir adelante, pero tú también sabes que si quieres puedes conseguir todo lo que te propones, pero el camino es actuar, y no estar todavía buscando y pensando sobre puntos en infinitos planos o reflexionando sobre putos naipes caídos y castillos por hacer o deshacer. Todo está enlazado, el plan maestro está sobre la puta mesa, solo falta que lo pongas en marcha. Y esa es la puta razón por la cual yo estoy aquí. Para conseguir que aprietes ese puto interruptor y empiece la fiesta, y sino lo haces por las buenas, lo conseguiré por las malas, y si hace falta te llevaré arrastras, aunque sea lo último que haga para ver en persona como tú lo conectas. Luego me lo agradecerás. Pero por favor, deja de una puta vez de oler a victima de confesionario del congreso de las almas en pena. Y se un puto hombre de una vez. Ahora respóndeme a la pregunta.
¿Dónde está el puto interruptor?
Y cuando acabo todo aquello, y salió ileso de aquel antro donde había estado tantas horas encerrado mientras le interrogaban, una mueca de alegría parecía asomar desde lejos en su rostro. Mientras silbaba una canción que no se la podía quitar de la cabeza.
Cuéntame otra cosa, y deja de escribir y de decirme mariconadas y estupideces. Te pasas todo el día quejándote, que si mi cuerpo esto, que si me gustaría aquello, y siempre vuelves a lo mismo. A reconsiderar el futuro, a dejar de hacer esto y tener pensado hacer lo otro, sabes una cosa el maldito futuro está cansado de ti. Está hasta los huevos que te pases toda la puta vida psicoanalizándolo. Él no es el maldito culpable de lo que te pasa. Ni él, ni el universo, ni el puto mundo que tienes bajo tus pies. Que si, que vale, que este mundo es una mierda, y que. Acaso haces algo para cambiarlo, llorón. A que no haces una puta mierda. No mires hacía abajo mamona, mírame a los ojos y contéstame. Sé un hombre de una puta vez. Sabes, sí es cierto que tu cuerpo casi te dice basta, pero tú te lo buscaste, tú jugaste con fuego y al final te quemaste. Sabes porque, porque eres gilipollas. Carajo. Vuelve a vivir de una puta vez. Tú eres el cortocircuito que tienes dentro de tu cerebro. Tú eres el gilipollas que todos los días se hace las mismas preguntas, y por lo tanto obtiene las mismas dudas. No te das cuenta que todos los pensamientos negros que se te pasan por la cabeza son gusanos que te agujerean el cerebro. ¿Y que vas hacer con ellos, darles coba, dejar que se te suban a la chepa, y se rían de ti y te amarguen el resto de tu vida? O piensas hacer algo al respecto y mandarlos a tomar por culo. Suelta y escupe esa puta rabia que llevas dentro. Acaba con tus pesadillas de una puta vez, y meteles un puto tiro, destrózalas para siempre y no dejes que te jodan tus planes. Y lo que fue, fue, no hay vuelta atrás. Y deja de pensar en otras personas como puntos de apoyo inevitables para salir adelante. Tienes que salir tú solo, tú eres la única ayuda. Entiendes mentecato. Comprendes. Todo lo que deseas, todo lo que quieres, ella, el dinero (ese que no da la felicidad pero que ayuda a tenerla) vendrán cuando tú quieras que vengan. Lo tienes, solo que estás tan ciego que no lo ves. Así que en vez de quejarte actúa y lucha por algo mejor, si quieres escribir, y vivir de eso, síguelo intentándolo pero creyendo en ello. Joder, un poco de amor propio no te vendría mal. Tú mejor que nadie sabes cuantas mentiras nos decimos a nosotros mismos para salir adelante, pero tú también sabes que si quieres puedes conseguir todo lo que te propones, pero el camino es actuar, y no estar todavía buscando y pensando sobre puntos en infinitos planos o reflexionando sobre putos naipes caídos y castillos por hacer o deshacer. Todo está enlazado, el plan maestro está sobre la puta mesa, solo falta que lo pongas en marcha. Y esa es la puta razón por la cual yo estoy aquí. Para conseguir que aprietes ese puto interruptor y empiece la fiesta, y sino lo haces por las buenas, lo conseguiré por las malas, y si hace falta te llevaré arrastras, aunque sea lo último que haga para ver en persona como tú lo conectas. Luego me lo agradecerás. Pero por favor, deja de una puta vez de oler a victima de confesionario del congreso de las almas en pena. Y se un puto hombre de una vez. Ahora respóndeme a la pregunta.
¿Dónde está el puto interruptor?
Y cuando acabo todo aquello, y salió ileso de aquel antro donde había estado tantas horas encerrado mientras le interrogaban, una mueca de alegría parecía asomar desde lejos en su rostro. Mientras silbaba una canción que no se la podía quitar de la cabeza.
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