Era una noche más, una cualquiera, había quedado con él a tomar una cerveza, después del trabajo una costumbre que se había convertido en rutina. Pero ese día estaba diferente, es cierto que no era la primera vez que le daban impulsos, tenía en determinados momentos un carácter agresivo, y sé porque alguna vez me lo había contado en la intimidad que no le gustaba cuando se ponía así, pero que no lo podía evitar, se le hinchaba la vena y no paraba, de repente todo se le volvía apocalíptico. Y esta vez fue una de ellas.
Este fue su monólogo:
“Estoy hasta los cojones, ojalá no me afectara tanto, ojalá pudiera dejar de pensar en ello y me dejara llevar, fuera un corderito más del rebaño sin más, que se deja llevar a donde lo lleven sin decir ni muuuuu, aunque sea al filo de un abismo. Ojalá fuera capaz de actuar, de impedirlo, de poner remedio, de decir basta y dar una vuelta de tuerca, y no encontrarme siempre bajo la amenaza del jaque mate. Pero que le voy hacer si cada vez que veo una injusticia me hierve la sangre, me entra tanta bronca que no la puedo canalizar. Sabes que no me gusta ponerme pesimista, sabes que luego me arrepiento de ello, pero ya no puedo fingir más, mentir más, y si me preguntan ya no puedo continuar con esta farsa, y digo lo que siento, y explico las cosas como son, le doy la vuelta a las cartas y muestro la verdad guste o no guste. Lo sé, al final pagare yo las consecuencias, como siempre, tengo que encontrar una vía de escape o acabaré pegándome un tiro o quizás si se enteran me acabaran largando, o yo que sé que penitencia me harán pasar. Ni que fuera un pecador o un delincuente. ¿Y si soy un pecador que? ¿Acaso es tan malo pecar? Depende donde peques, digo yo. Pero ya no puedo aguantar más que me sigan explotando de esta manera, y sabes perfectamente que el trabajo me encanta, me gusta, pero no puedo aguantar esta humillación. Porque cuando una persona explota a otra persona lo esta despreciando, humillando, insultando. Y lo que más me jode es que yo no le echo nada al cabron que me explota. Si acaso me hubiera acostado con su mujer, o hubiera violado a alguna de sus hijas, entendería que me explotara, sería algo así como ojo por ojo diente por diente, venganza ni más ni menos. Pero no le echo nada, más bien lo he dado todo por la empresa y me lo compensan así, con un contrato de mierda, tercer mundista, inhumano, y con una explotación sin escrúpulos. Y repito, y no me cansaré de decirlo que el trabajo me encanta. Pero al final, de amor al arte desgraciadamente no se vive, y necesito dinero, y necesito una seguridad, un algo que me dé estabilidad, que me deje vivir en paz. No estoy pidiendo mucho, simplemente pido lo mínimo que nos merecemos los seres humanos, un trabajo digno, que te dé la posibilidad de poder tener un techo donde vivir, comida, y una cierta calidad de vida para disfrutar de ella y poder ser feliz. Y quizás algún día pensar en el futuro de una forma optimista, porque ahora mismo el futuro es un maldito agujero negro. Mierda, sabes que me jode ponerme así. Pero ya no aguanto más, estoy hasta los cojones de que me exploten. Ojalá no lo viera todo tan negro.”
Una vez acabo no supe que decirle, no supe como animarle o consolarle, porque fue demoledor. No era cuestión de sí tenía o no tenía razón, eran sus sentimientos, su forma de ver las cosas, y por encima de todas las cosas era mi colega, mi amigo, mi hermano. Y yo más que nadie sabía que no le gustaba ponerse así, porque aunque no lo parezca, era un luchador nato, un superviviente con un motor de superación fuera de sí, te alentaba, te animaba y disfrutabas de la vida a su lado.
No volvimos al tema lo que quedo de noche, estuvimos un rato largo en silencio, bebiendo, fumando nuestros cigarrillos. Esa noche nunca la olvidaré, una vez paso la tormenta y todo volvió a la calma, conocimos a dos chicas, simpáticas, agradables, de echo una de ellas es actualmente mi novia y creo que jamás he querido a otra igual que la quiero a ella, y nunca me he sentido tan querido. Pero volviendo a esa noche acabamos con ellas en mi piso, fumando porros y bebiendo un par de botellas de vino que me quedaban por abrir. Y acabamos haciendo el amor los cuatro juntos, fue como una especie de orgía. Y también fue la última vez que lo volví a ver. Al día siguiente ya no estaba en mi piso, estaban ellas pero mi amigo se había ido, lo que yo no sospechaba es que se había marchado para siempre. No quiero saber lo que hizo, aunque lo sospecho por las noticias que me llegaron a los dos días, su jefe había recibido una paliza que casi no lo cuenta. Y le habían escrito en el cuerpo explotador de mierda.
Mi amigo lo dejo todo. Un trabajo que amaba, que era su sueño, su ilusión y marcho, marcho a un lugar de este mundo que no tengo ni idea adonde está. Sé que esta vivo, porque de vez en cuando recibo una postal con su letra diciéndome y prometiéndome que alguna vez nos volveremos a ver, y yo creo en su palabra como siempre lo he hecho. Tengo muchas ganas de que llegué ese día, lo hecho mucho de menos.
“Bajo litros de alcohol, el humo de los cigarros, y una suave balada de rock, ella se desnuda, juega con su cuerpo al compás de la melodía y te lleva al fin del mundo cuando te arrastra junto con ella, dentro de su cuerpo. Porque hay mujeres que merecen que se les baile el agua.” Esas letras simples, llenas de lugares comunes, eran suyas, y definían muy bien en cierta manera como era y lo que nos unía.
Cuídate camarada.
Este fue su monólogo:
“Estoy hasta los cojones, ojalá no me afectara tanto, ojalá pudiera dejar de pensar en ello y me dejara llevar, fuera un corderito más del rebaño sin más, que se deja llevar a donde lo lleven sin decir ni muuuuu, aunque sea al filo de un abismo. Ojalá fuera capaz de actuar, de impedirlo, de poner remedio, de decir basta y dar una vuelta de tuerca, y no encontrarme siempre bajo la amenaza del jaque mate. Pero que le voy hacer si cada vez que veo una injusticia me hierve la sangre, me entra tanta bronca que no la puedo canalizar. Sabes que no me gusta ponerme pesimista, sabes que luego me arrepiento de ello, pero ya no puedo fingir más, mentir más, y si me preguntan ya no puedo continuar con esta farsa, y digo lo que siento, y explico las cosas como son, le doy la vuelta a las cartas y muestro la verdad guste o no guste. Lo sé, al final pagare yo las consecuencias, como siempre, tengo que encontrar una vía de escape o acabaré pegándome un tiro o quizás si se enteran me acabaran largando, o yo que sé que penitencia me harán pasar. Ni que fuera un pecador o un delincuente. ¿Y si soy un pecador que? ¿Acaso es tan malo pecar? Depende donde peques, digo yo. Pero ya no puedo aguantar más que me sigan explotando de esta manera, y sabes perfectamente que el trabajo me encanta, me gusta, pero no puedo aguantar esta humillación. Porque cuando una persona explota a otra persona lo esta despreciando, humillando, insultando. Y lo que más me jode es que yo no le echo nada al cabron que me explota. Si acaso me hubiera acostado con su mujer, o hubiera violado a alguna de sus hijas, entendería que me explotara, sería algo así como ojo por ojo diente por diente, venganza ni más ni menos. Pero no le echo nada, más bien lo he dado todo por la empresa y me lo compensan así, con un contrato de mierda, tercer mundista, inhumano, y con una explotación sin escrúpulos. Y repito, y no me cansaré de decirlo que el trabajo me encanta. Pero al final, de amor al arte desgraciadamente no se vive, y necesito dinero, y necesito una seguridad, un algo que me dé estabilidad, que me deje vivir en paz. No estoy pidiendo mucho, simplemente pido lo mínimo que nos merecemos los seres humanos, un trabajo digno, que te dé la posibilidad de poder tener un techo donde vivir, comida, y una cierta calidad de vida para disfrutar de ella y poder ser feliz. Y quizás algún día pensar en el futuro de una forma optimista, porque ahora mismo el futuro es un maldito agujero negro. Mierda, sabes que me jode ponerme así. Pero ya no aguanto más, estoy hasta los cojones de que me exploten. Ojalá no lo viera todo tan negro.”
Una vez acabo no supe que decirle, no supe como animarle o consolarle, porque fue demoledor. No era cuestión de sí tenía o no tenía razón, eran sus sentimientos, su forma de ver las cosas, y por encima de todas las cosas era mi colega, mi amigo, mi hermano. Y yo más que nadie sabía que no le gustaba ponerse así, porque aunque no lo parezca, era un luchador nato, un superviviente con un motor de superación fuera de sí, te alentaba, te animaba y disfrutabas de la vida a su lado.
No volvimos al tema lo que quedo de noche, estuvimos un rato largo en silencio, bebiendo, fumando nuestros cigarrillos. Esa noche nunca la olvidaré, una vez paso la tormenta y todo volvió a la calma, conocimos a dos chicas, simpáticas, agradables, de echo una de ellas es actualmente mi novia y creo que jamás he querido a otra igual que la quiero a ella, y nunca me he sentido tan querido. Pero volviendo a esa noche acabamos con ellas en mi piso, fumando porros y bebiendo un par de botellas de vino que me quedaban por abrir. Y acabamos haciendo el amor los cuatro juntos, fue como una especie de orgía. Y también fue la última vez que lo volví a ver. Al día siguiente ya no estaba en mi piso, estaban ellas pero mi amigo se había ido, lo que yo no sospechaba es que se había marchado para siempre. No quiero saber lo que hizo, aunque lo sospecho por las noticias que me llegaron a los dos días, su jefe había recibido una paliza que casi no lo cuenta. Y le habían escrito en el cuerpo explotador de mierda.
Mi amigo lo dejo todo. Un trabajo que amaba, que era su sueño, su ilusión y marcho, marcho a un lugar de este mundo que no tengo ni idea adonde está. Sé que esta vivo, porque de vez en cuando recibo una postal con su letra diciéndome y prometiéndome que alguna vez nos volveremos a ver, y yo creo en su palabra como siempre lo he hecho. Tengo muchas ganas de que llegué ese día, lo hecho mucho de menos.
“Bajo litros de alcohol, el humo de los cigarros, y una suave balada de rock, ella se desnuda, juega con su cuerpo al compás de la melodía y te lleva al fin del mundo cuando te arrastra junto con ella, dentro de su cuerpo. Porque hay mujeres que merecen que se les baile el agua.” Esas letras simples, llenas de lugares comunes, eran suyas, y definían muy bien en cierta manera como era y lo que nos unía.
Cuídate camarada.
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