LIBERACIÓN PRIMERA PARTE

Cada uno sabrá o quizás no, cual es su camino para la liberación interior, para acabar de hacer las paces consigo mismo, para saldar sus propias deudas pendientes. La mía comenzaría por dejar de generalizar casi por cualquier tema de discusión, de dejar de comparar, cuando además tengo aprendido de sobra que la comparación al final nunca trae nada bueno. De dejar de hacer estupideces en algunos momentos concretos para llamar tú atención, la de vosotros, la de ella. Hay que saber encontrar los momentos, pausa, paciencia y creatividad para aunar la presencia de uno junto al factor sorpresa. Nunca olvidar este último, determinante para encauzar el camino del éxito. De saber escuchar más de lo que lo hago normalmente, de no dejar que en determinados momentos me controlen los nervios y ahorquen así mi manera de ser, la invaliden. De no permitir que en ocasiones me traicionen los pensamientos, de no volverme obsesivo con lo que deseo, dejar respirar, tú tu espacio yo el mío. Principio fundamental para allanar el camino del respeto, confianza............... De afrontar los miedos sin miedo a ellos, de dejar de racionalizar y analizar todo hasta extremos insoportables para la razón, y dejarme llevar más por los primeros instintos, impulsos, que mande el corazón y no la cabeza. Dejarme de radicalismos cuando estos no me permiten flexibilizar una conversación, un debate. Romper con algunos prejuicios que todavía como cadenas se quedan encallados en mis tobillos. Dejar de maniobrar siempre al filo de la duda voraz a punto de clavar los colmillos en cuanto tenga ocasión. Y sobretodo seguridad, que no soberbia. Dejar de hacer problemas de granos de arena, y renunciar al papel de victima, que en ocasiones sin darme cuenta lo llevo encima. En definitiva, quizás fuera un principio ideal e imprescindible para encontrar el camino de esta liberación particular, aprender a tener más sentido del humor del que tengo, y reírme de la vida, no que ella se ría de mí.

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