Ver como tu herida cicatriza
las peleas que perdimos
por tiempos mejores
allí donde la arena
y la playa se juntaban
bajo el arco del iris
y las pupilas de tus ojos
derramaban la lluvia
que alguna vez alcanzará
la semilla que plantamos
todos juntos, en batallas infinitas,
en amaneceres que chocaban contra
el graznido de los cuervos
que avisaban de la esperanza tardía
despedazada por guadañas
que se ocultaban entre las sombras
y allí entre las olas que derrumbaban
muros impenetrables
ahora quedan tus pies descalzos
sobre la arena consumida por la rabia
de lo que pudo ser y no fue
encontrando respuestas
entre lo que una vez sembramos
te desnudas, te tumbas,
y me dices no nos volverán
a mover, mañana no será
un día cualquiera.
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