He desmontado el mercadillo, y me he ido a otra parte. Lejos del ruido bacanal de esta ciudad, es estridente, me rompe por dentro. Y encima la policía reparte violencia como si se tratara de algo cívico. Te he dejado una nota, allí donde antes estaba mi puesto, ahora me iré a vender sueños a otra parte, eso es lo que hacía o intentaba. Aquí no aguanto, demasiado calor, y el ruido del mar está demasiado lejos, necesito respirarlo, sentirlo hasta las rodillas, ver el infinito. Si no, no parezco creíble cuando intento vender sueños. Además aquí aun resulta más difícil en estos días, sigo sin entender a las fervientes masas movidas por motivos religiosos, en cierta manera me distraen mi trabajo, me lo complican, es imposible vender sueños estando ellos cerca. Nadie lo entiende....Por eso te he dejado una nota, espero que no esté pisada o mordida, que sea legible, simplemente te respondía a tu duda, como uno puede vivir de vender sueños. Creyendo.
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