RUTINAS

Hace frio y podría perfectamente excusarme que es porque tú has dejado de estar aquí, marchaste al sur en busca de un algo que no supiste o pudimos encontrar juntos, sería tan buen motivo, como cualquier otro, para explicar la temperatura que marca el termómetro, así que quizás ya va siendo hora de abrir la puerta del próximo verano, mientras tanto, aquí estamos correteando entre las mismas rutinas de siempre que nos recuerdan lo que somos.

De fondo unas notas de aprendiz de piano traspasan los tabiques, arropan este silencio tan mañanero, aguardando una destreza que alguna vez intuirá, y le hará sentirse tan cómoda que le ayudará a superar los peores temores que amanecen con los graznidos de unos cuervos que despiden este año que hace unos cuantos días que se alejó anunciando una nueva oportunidad, al fin y al cabo de eso se trata, cada vez que Enero se vuelve protagonista de nuevos calendarios que cuelgan, al menos uno de ellos en tu vieja habitación de niña feliz que respiraba una infancia que no vaticinaba lo difícil que parecen las cosas según nos vamos haciendo más grandes.

Quizás esta vez cuando vuelvas, no me encuentres esperándote, no porque ya haya llegado la hora de partir, que también, sino porque mientras tanto me hallarás encendiendo cigarros que prometí dejar de nuevo para siempre, buscando las palabras exactas que a veces se me escapan, entre colada y colada, inmigrando a lugares que me encuentro más que respetable, con las deudas pendientes, rastreando las soluciones de las incógnitas que desde hace un tiempo que nos acompañan, a esas que barajábamos mientras despertábamos a la noche con una copa de vino, algo para picar, y un rato cálido descansando tu cuerpo sobre mi hombro, y de fondo por las pequeñas pulgadas del portátil alguna vieja ocurrencia de Woody Allen.

También te podría contar, que tal vez me descubras preparándome para salir camino del trabajo, dispuesto a continuar con el placer de enseñar y aprender a la vez, en ese micro instante que me siento capaz de escribir la mejor historia que jamás se haya contado, que luego me resulta imposible plagiarla sobre el papel, o cuando por un momento, pienso, creo que hoy, si, hoy si que hago mi home run particular, esa sensación de saber que he mandado la pelota fuera del estadio, sabes, eso que llevo tanto tiempo buscando. O simplemente cuando nos topemos de nuevo, te diga, me alegro de volver a verte, por aquí todo muy bien, ¿Encontraste en el sur lo que te hacía falta?, espero que sí, háblame de ello que tengo todo el tiempo que sea necesario para escucharte.

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