OXÍGENO

Tú me pides oxígeno, distancia, mutilación del dolor, creí escucharlo cuando me subí encima de la barra del bar para bailar nuestra derrota, mientras las calles se calzaban sin más. Y los días se derretían como una infección que corría por las aceras huyendo de esas pelotas de goma que me recordaban eso que te contaba cuando agotábamos al cansancio tendidos en el parque porque creíamos que todo se había partido por la mitad, y te decía no quiero entender eso del fin del mundo, prefiero no imaginarlo, no pensar en ello, nunca y lo sabías muy bien quise entender los finales.

Dices que tenías que coger aire, respirar todo el oxígeno que se encontraba cuando te hundías en la bañera y salías con tu cuerpo desnudo y lo secabas en el balcón mientras te fumabas el último cigarro que dejé abandonado en ese paquete de Lucky Strike. A veces las cosas se concluyen detrás de una calada, de un último sorbo de café rancio porque le han pasado los días, y el paquete de azúcar ha decidido llegar a su última conclusión.

Ahora has vuelto aquí para aprender a olvidarme, para recuperar el oxígeno que se quedó en números rojos, mientras tú por un lado y yo por el mío buscamos sin darnos cuenta esa camisa a cuadros naranja y negra que te sentaba tan bien las noches que era posible contar las burbujas del champan, ponerles nombre, dejarlas caer a cuenta gotas por tu cuerpo para luego sorberlas y quitarles el aire que necesitábamos para encontrar nuestro espacio y respirar, respirar para siempre, porque me decías que debía existir un infinito más allá del número Pi.

Saludos y gracias

2 comentarios:

  1. Y que ese destino infinito sea en algún momento finito!
    besos:)

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  2. Mientras que cuando lleguemos al finito encontremos por el camino todo lo que buscabamos, genial!!!

    Besos

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