Hemos pensado ir a Tokio ahora que no existe, año 3.000 nada es como nos lo contaron, cambiaron el nombre de las ciudades, las señales de tráfico no tienen nada que ver con prohibido girar a la izquierda, no se espera un colapso final, y en el restaurante de al lado hay Sushi para llevar.
Dices de boicotear las antenas parabólicas, siempre tuviste una tendencia peligrosa por generar el caos, decías que la verdad de las personas está en cuando se ven obligados a improvisar, a dejar de pensar, actuar, actuar, sin ningún guion preliminar. Qué esa es la verdadera diversión. Y que esta vez has decidido que vayamos en tu globo aerostático allí donde antes había un club de Jazz, que te recordaba a la prosa de Murakami.
Ahora me dices que como estás cansada de recibir propaganda has dejado un código postal del distrito financiero de Tokio, que el Yen es ahora dinero de Monopoly, y los niños se reparten los hoteles y las casitas, los hombres de traje han dejado de existir, es decir ya no hay más monstruos dentro de los armarios.
Nos prometimos dejar de visitar los planos virtuales, nos hacían sentirnos raros, porque perdíamos la percepción del tacto, dijiste que querías visitar allí donde surgió la simulación ficticia de la destrucción de Godzilla, los ojos rojos que se quedaban detrás de la cámara, vivir nuestro Lost in Translation particular.
Y elegiste el Kimono amarillo, la ciudad descendía a tus pies, y el color rojo de las paredes iban a juego, después de pasear hasta que Tokio se quedó dormida, abrimos la habitación del hotel, dejaste que el agua calienta corriera, y me invitaste a que el vapor cubriera la distancia que poco a poco se iba acortando entre nosotros dos, finalmente lo sentimos, lo sentimos, no hacía falta esperar hasta el año 3.000 para descubrir los secretos que guardaba la vieja ciudad de Japón.
Saludos y gracias
Dices de boicotear las antenas parabólicas, siempre tuviste una tendencia peligrosa por generar el caos, decías que la verdad de las personas está en cuando se ven obligados a improvisar, a dejar de pensar, actuar, actuar, sin ningún guion preliminar. Qué esa es la verdadera diversión. Y que esta vez has decidido que vayamos en tu globo aerostático allí donde antes había un club de Jazz, que te recordaba a la prosa de Murakami.
Ahora me dices que como estás cansada de recibir propaganda has dejado un código postal del distrito financiero de Tokio, que el Yen es ahora dinero de Monopoly, y los niños se reparten los hoteles y las casitas, los hombres de traje han dejado de existir, es decir ya no hay más monstruos dentro de los armarios.
Nos prometimos dejar de visitar los planos virtuales, nos hacían sentirnos raros, porque perdíamos la percepción del tacto, dijiste que querías visitar allí donde surgió la simulación ficticia de la destrucción de Godzilla, los ojos rojos que se quedaban detrás de la cámara, vivir nuestro Lost in Translation particular.
Y elegiste el Kimono amarillo, la ciudad descendía a tus pies, y el color rojo de las paredes iban a juego, después de pasear hasta que Tokio se quedó dormida, abrimos la habitación del hotel, dejaste que el agua calienta corriera, y me invitaste a que el vapor cubriera la distancia que poco a poco se iba acortando entre nosotros dos, finalmente lo sentimos, lo sentimos, no hacía falta esperar hasta el año 3.000 para descubrir los secretos que guardaba la vieja ciudad de Japón.
Saludos y gracias
¿Esto explica lo del terremoto? ;)
ResponderEliminarLa verdad que no había pensado sobre ello… Pero... por qué no?, Tal vez… Aunque sería mejor para salir de dudas preguntarle a un sismólogo a ver qué opina sobre todo esto.
EliminarBesos