Ya no dices nada más que
Madagascar... Te imaginas el día que estuviste ahí arriba del escenario,
rodeado de aplausos, el maquillaje corriéndose por culpa del sudor, sin
importarte nada más que ese momento, porque sabías que al final lo habías
conseguido, luego quisiste celebrarlo, llegaste al camerino, palmaditas en la
espalda, alguna tarjeta de felicitación, y el móvil colapsado de mensajes, y tu
mujer entrando, solicitando un poco de intimidad, dándote un beso orgullosa de
ti, y mintiéndote mejor que nadie al decirte que nadie lo hubiera podido haber
hecho mejor, pero todo eso no fue suficiente, porque todavía sigues esperando
que él te hubiera escrito Madagascar.
Saludos y gracias
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