Habéis visto ese saxo
abandonado bajo luces de neón, caminito de la soledad, caminito a tierra de
nadie, sonando desafinado porque nadie le quiere tocar, y las partituras le
desechan, le dejan pasar, ni las canciones más melancólicas volvieron a llamar
a su puerta, y le pide una copa al barman y este no le hace ni caso, porque hay
un cartel que dice no servimos copas al latón, y se hunde en un callejón lleno
de escombros de un edificio que acaban de derrumbar porque a todos los que
habitaban los desahuciaron para hacer un maldito McDonalds, que se le va hacer,
hay quien nace para ser tocado y otros, otros para ser abandonados.
Saludos y gracias
¿Un saxo abandonado? Jamás lo vi. Lo recordaría si así hubiese sido, pero no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tus comentarios y saber que estás ahí detrás leyendo lo que escribo
EliminarUn abrazo
El saxo no puede llorar y te eligió para que cuentes sus penas
ResponderEliminarUn abrazo
Aunque algunos cuando los escuchas no te dan la sensación como si estuvieran llorando algo que no pudo ser
EliminarUn abrazo
Hay saxos de todos los tamaños, y a mí me gustó el saxo de tu relato aunque nadie le quiera tocar, tú lo tocaste con tus letras y lo hiciste vibrar.
ResponderEliminarBesos.