Te ríes porque hay sombras ahí
fuera que ya no te asustan, ecosistemas que se tensan con la propaganda que
llega desde el aíre, las rendijas de la sin razón que cada vez soplan más fuerte
a través de cualquier medio por el cual tengan espacio para canalizarse, y
alguien apura al máximo el sonido del timbre, aplicando los códigos establecidos,
tendrá prisa, le abrimos la puerta y entra en el piso franco, y el ritmo
cardiaco le continua exaltado mientras nos dice que ya está, ya está, al fin lo
hemos conseguido…
Recuerdas como hace unos días
me dijiste creo que me he dado cuenta que la felicidad jamás podremos
conjugarla con el ser, como mucho con el estar y a trozos. Quizás habrá que
encontrarle otros infinitivos, pero ahora mismo no se me ocurre ninguno, y
sabes perfectamente que esta es la última copa que nos tomaremos aquí, y en
cualquier parte que hayamos conocido, porque habrá que huir antes de que todo
se venga abajo y vengan detrás de nosotros porque necesiten pagar su derrota
contra alguien.
La última noche es la peor,
aunque sigues sin entender porque hay que quedarse una noche más, forma parte
del plan te digo, te saltas “las reglas” y a hurtadillas te vienes a mi cama, y
me dices hazme hueco que no puedo dormir, y me pides que como hacía antes que
no deje de hablar, de lo que sea, que cualquier cosa mejor que el maldito
silencio, y te hablo de esos días en los que creíamos que encontraríamos
nuestro lugar en el mundo, con una casita al borde de la playa para el verano y
las escapadas de fin de semana que quisiéramos desintoxicarnos de la gran
ciudad, que hay lugares que se hacen solos, como una especie de imán y atrapan,
pero son los de menos, la mayoría hace que valgan la pena la gente, y que
aunque no sepamos si será así, que le diga antes de que se le cierren los ojos
que todo saldrá bien, y se le digo mientras le beso los parpados que esconden
la luz de estrellas que nos llevarán muy lejos.
Saludos y gracias
La última noche siempre es la peor pero la más dificil de olvidar.
ResponderEliminarMe gustó tu relato, sobre todo ese beso en sus párpados escondiendo la luz de estrellas.
Besos.