Hay densidades que no se
pueden pesar. El volumen de tu cuerpo sobre mi mano, no es el mismo que cuando
no te tengo. Queríamos amasar los besos que nos dábamos cuando amanecían los
días llenos de promesas. Condensábamos la virtud del silencio igual que hacen
las hadas con el polvo mágico. La consistencia de abrir juntos todas las jaulas
que se nos ponían por delante. Y concentrábamos la capacidad de quererse cuando
nos acurrucábamos en el sofá debajo de la manta. Por eso ahora entiendo al
profesor de matemáticas, cuando nos decía: Hay densidades que no se pueden
pesar.
Saludos y gracias
No me imagino a mi profesor de matemáticas poniéndose tan profundo... :-)
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