Llegamos hasta el puente del
canal, y allí apoyado sobre la barandilla, te pregunté que si estuviéramos
ahora allí, si realmente estaríamos en la calle como deseábamos o estaríamos
encerrados en casa muertos de miedo, y mientras me acariciabas la barba, me
dabas un beso, diciéndome no hace falta que pienses en eso ahora, llamabas a
Libre ya tocaba estar de vuelta en casa, a la vez que te decía ya te alcanzaré
que necesito un momento, observando cómo podían haber a estas alturas del
año cisnes y patos caminando por las
aguas de un río que tenía trozos congelados.
Al subir le agradeciste a
Margot que hubiera puesto orden y limpiado los cacharros, el boticario y Bach
estaban enfrascados en una partida de ajedrez interminable, solo se habían
movido los primeros peones de apertura, y ya estaban discutiendo sobre de que
manera había que solucionar el mundo, mientras Libre estaba claro que se había
quedado prendado del boticario, y no hacía más que buscarlo para que volviera a
envolverle en esa diferente gama de olores, mientras me sonaba el móvil
apareciendo un número del extranjero.
Estaban todos pendientes de
que dijera algo cuando colgué, Bach para que me sintiera más a gusto en el
momento previo a las noticas me ofreció un pitillo que le agradecí con la
mirada, tú no querías morderte las uñas pero estabas a punto de volver a caer
en ese feo y maldito vicio, Margot y el boticario se agarraban de la mano como
quien espera el fin del mundo, y Libre estaba a tu lado buscando tu tacto, y yo
solo les pude decir, que hay opiniones como ingredientes en un guiso, algunos
piensan que aquello es el comienzo de algo muy gordo, y otros no dubitativos
que todo se quedará en un susto, pero que había habido un nuevo muerto a manos
de la policía en otra ciudad y eso podía complicarlo todo, vi tu lagrima correr
por la mejilla y no pude evitarlo me agache mirando al suelo y con las manos
sobre la cabeza.
Saludos y gracias
Los asistentes van desarrollando actividades que nada tenian que ver con la llegada a la casa
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