Quien no ha querido al menos
alguna vez interaccionar con esos momentos y sigue aturdido sin conseguirlo, mientras
tapo la breve brecha de tu frente con una gasa manchada de Betadine, un pequeño
esparadrapo para sujetarla, un besito en la frente, una sonrisa y decirte ahora
lo volveremos a intentar y no podrá ser tan difícil de vuelta, y cierro la
puerta que me iba a llevar de nuevo a mi sumisión diaria, es lo más parecido a
vivir siendo un esclavo, me espera tan solo eso, estar detrás de ese cubículo procesando
datos, la misma cara de aburrimiento y la misma ansiedad que navega por la
nada.
Me dices agarrándome por la
corbata de papel que se hace trizas te despedirán y me acercas tanto a tus
labios que todo lo demás no importa, aquí está toda la belleza que busco en
este mundo, haremos el amor en el suelo sin importarnos que esté frío y aunque
vuelva a sangrar un poquito tu brecha esta vez nos reiremos y sanará mucho
antes, me pides que con mi imaginación invente un juego para dos seres que se
quieren, dure para siempre y donde ninguno de los dos pueda perder.
Sabes los momentos tristes no
existen, en verdad los inventan para retrasarnos el placer de estar aquí y
disfrutarlo, esos monstruos de latón que te asaltaban de niña y tanto te hacían
chillar, así que si te parece bien, cojamos algo de ropa, que te tengo que
mostrar algo, salgamos por la ventana donde crees que entran los duendes
nocturnos cuando dormimos, y vayamos a la terraza, desde esa altura es ideal
para captar algo que tiene planeado el universo para nosotros, es hermoso, te
lo prometo, y aunque ahora alguien viniera aquí, y simplemente nos viera como
un dibujo en blanco y negro inanimado, no fuera capaz de notar, de percibir lo
que estamos viviendo, no tiene porque importarnos, lo importante es que seamos
nosotros los que lo sintamos, por eso sujétate fuerte a mi mano, pero sobre
todo no me sueltes, no me sueltes.
Saludos y gracias
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