Había el espacio justo para
poder abrazarte por la cintura y movernos a pasos pausados, lentos, buscando tu
cuello, tu cuerpo, y las noticias comenzaban a caer en cascada, en una ciudad
pequeña del sur intentaban entrar por la fuerza en el ayuntamiento y
conquistarlo, como quien conquista un territorio en el Risk, se amontonaban las
batallas campales en diferentes lugares y puntos de la geografía, mientras aquí
como la luz se iba tan pronto, la noche empezaba demasiado temprano, Bach y
Margot comenzaban a tener la sonrisa del borracho, y el boticario y Verónica
como si se tratasen de un dúo de periodistas novatos informaban de las noticias
que se acercaban de la misma manera que lo hizo la última plaga de langostas,
al tiempo que acompañaban los silencios de la música.
Bach le decía a Margot a la
vez que paseaba su mano por las nubes de su pelo, sé que siempre has tenido
pensamientos para el boticario, aunque nunca hayas dicho nada, pero por un día podrías
tenerlos solo para mí, ella cuando giró la cabeza para besarle, Bach se sintió
por primera vez como Bogart dentro de una película en blanco y negro sabiendo
lo que se hacía, eras tú ahora la que buscaba mi cuello, mi piel en celo, mis
labios, supongo que lo que nos sacó de ese estado de ensimismamiento fueron los
tonos elevados fuera de contexto tanto del boticario como de Verónica que
provocó que Libre se sintiera incomodo y buscase un lugar más tranquilo.
Cuando ella le decía
enardecida, si hacen lo que acabamos de oír, ya no se tratará tan solo de
buenos o malos, sino estaremos hablando de vida o muerte, de que caigan más
inocentes sin justificación alguna, por eso mismo apuntaba el boticario, porque
no hay que olvidar que la historia al final siempre la escribe el lado
vencedor, para evitar que se cuenten más mentiras otra vez, necesitamos creer
que esta vez los buenos vencerán, y tú preguntabas agarrándome fuerte de la
mano, ¿Qué ha pasado? Y Verónica nos informaba, están pensado muy seriamente en
declarar el estado de sitio.
Saludos y gracias
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