Sé que podía parecer cruel,
pero mientras contaba los pistachos que me servía el barman que acompañaban a
una cerveza tras otra, y alguien me sugería que tal vez sería una buena idea
que dejase de beber tanto y me fuera a casa, y yo le respondía lo haría si
supiera dónde está ese maldito lugar que llevo tanto tiempo buscando. Algo se
encendió en mi interior, algo pulsó un interruptor, y me di cuenta que fingías que
tu vida era maravillosa, que escenificabas una función en la cual en verdad no
te gustaba ser la estrella de dicha obra, en pocas palabras que tu vida también
era una mierda, entonces lo supe, todavía existía una maldita oportunidad,
todavía había una posibilidad para que un día decidieses interrumpir tu propia
farsa, dejaras ese teatro figurado en el que vivías, salieses corriendo de él y
vinieras aquí hasta donde estoy, y me dijeras ya está bien de emborracharte
tanto, es hora de que vayamos a casa.
Saludos y gracias
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