Las despedidas no pueden
tratarse de eso, darse los últimos besos inconscientes, ver consumirse el
tiempo abrazados, escuchar como por megafonía anuncian la salida de tu tren,
tener que soltar tu mano, y empezar a extrañarte en ese mismo momento. La
despedida debió de ser porque tú cerrabas la puerta de un portazo y dejabas una
nota, mientras yo leía que había otro, saltaba del barco para sumergirme en el
fondo del océano, junto a los arrecifes de coral, y encontrar allí una nueva
sirena.
Saludos y gracias
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