AMASTE AL EXTRANJERO



Alguna vez comprenderemos (quizás lo hagamos cuando ya sea tarde) que nuestros cuerpos desnudos delante de los espejos no eran tan solo un reflejo de lo que éramos, se trataba de algo más, como dar un paso hacia adelante, había un ejercicio de equilibrio en nuestras sombras creando formas en horizontal que poco a poco encajaban, sudando así tu piel sobre la mía, e inventamos un código, que te dejase algo para que nunca pudieses echarme en cara que tenía pensado olvidarte, que mañana salen nuevos trenes y aviones, y entre ellos se encuentran los nuestros en diferentes direcciones, es muy probable que también en los últimos flashes que tiremos encuentre más tarde las primeras palabras para cartas de amor que se perderán por las esquinas del tiempo. ¿Sabes? Quizás amaste al extranjero equivocado. Eso deja que lo descubra por mí misma.

Saludos y gracias

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