Sé que no vengo muy a menudo,
lo sé, que no te lo digo demasiado, o lo que es lo mismo, prácticamente nunca,
que si me esperas, siento dejarte en ese estado intermitente, y el cigarro se
me apaga en tu vientre, como mi cansancio en tus ojos, mirada chiquita, y
quizás te moleste que más veces de las que controlo sea un viajero del tiempo,
voy lento y despacio al junco que se encuentra entre tus piernas, guardo en mi
memoria tu sabor, mi dulce niña, te llevaría conmigo a mis tejados, a las
flores de papel que se encuentran entre mis letras, al azul de mis costumbres,
que a veces se me alejan y tengo que volver a reconstruirlas, las cuales
empiezan en tu silencio.
Saludos y gracias
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