Quiero pensar que lo nuestro
no se quedará en una simple anécdota, aunque los que conozcan la historia la
contarán de esa manera, pero recuerda no todos los autobuses rojos fueron tan
importantes como cuando los cogíamos cada uno de una punta diferente para
cruzar la ciudad y encontrarnos, ni las ganas de vivir fueron tan intensas, ni
las luces de neón de las cafeterías nos volverán a esperar despiertas de la
misma manera que lo hicieron, ni todo jamás volverá a resultar tan sencillo, ni
las calles tendrán esa necesidad de que las abordemos, ni todos los besos
brotan de la lluvia como lo hicieron los nuestros.
Saludos y gracias
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