CUANDO TÚ VIENES



Supongo que nuestras manos se buscan más allá de lo que hay detrás de la necesidad, sortean viejas fachadas, la indiferencia muchas veces se encuentra en las calles desiertas, por eso te parece bien que quedemos en mi casa, encerrarnos sin importar lo que suceda afuera, aunque las sirenas de vez en cuando le pongan a uno alerta, pero en los días que tú vienes, todo eso pasa a un segundo plano, no hay que preocuparse en romper bloques de hielo, porque te acercas a mi cama, me desnudas, te desnudo, nos miramos, y comenzamos a rodear curvas y perseguir rectas, mis palabras te visten, de la misma manera que a veces lo hago con las ciudades, y dormimos la noche cuando tus  caderas me callan y me llevan a ese silencio donde se encuentran códigos que solo tú y yo entendemos como extraños que dejan de serlo.

A la mañana siguiente, cuando la alarma despierta la tristeza del clima, el tener que volver a caminar por un cable sin red abajo, la incertidumbre cuando le sobrevuelan nubes negras, la dictadura de la macro y micro economía, y tú te vistes porque tienes que salir de mi casa para ir al trabajo, y el último momento se encuentra en ese café con leche, en ese beso antes de abrir la puerta y marcharte, y todo lo anterior comienza a desperezarse y tomar sus formas antinaturales, los envolveré como subterfugios que dejarán de ser reales y monstruos de andamio cuando tú vuelvas a venir.

Saludos y gracias

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