Llegar a formalizar un trato
con la amnesia, cada uno con su pasado encerrado en un bote de cristal que como
náufragos dejaremos que se lleve el mar donde quiera, la misma habitación donde
tan solo entendemos un lenguaje, limpiarme primero del cansancio de la rutina
que desgasta en la ducha, salir con la toalla de cintura para abajo, y tus
braguitas rojas encima de la silla, pedirte que te levantes de la cama, que no
quiero que estés ahí, apoyar tu cara, tus manos, contra el cristal de la
ventana que nos enseña el mundo de fuera, y penetrarte por detrás, porque hoy
quiero que ese mundo que tan poco extrañamos observe como nos entendemos cuando
follamos.
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