DESDE ALGUNOS TEJADOS



No buscaba la luz del sol, la rechazaba, la huía porque le hacía daño, me lo encontré una vez por los tejados donde los gatos se seducen y se rechazan, en eso se parecen a las personas, me dijo que había vivido tanto que no sabía si tenía sentido seguir escribiendo paginas y paginas donde tan solo habitaban seres extraños y relatos de terror, que aunque le extrañase le entendía, ya no tanto su palidez pero si sus ansias de sangre, y fue cuando le pedí que me explicase a ser posible porque (yo) extrañaba tanto las noches azules y un poema uruguayo, el cuerpo de una extranjera desnudo y las ganas de recuperar el amor en el calor que se encontraba en sus venas.

Saludos y gracias

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