Orificios mentales, se levanta
extraño el día, la cafetera pita, y una sensación de tristeza de esas que
provienen de vagones desconocidos, me recorre como un viento frío la espina
dorsal. Me gustan los días que quedamos para encontrarnos, abrir esa pequeña
habitación y esperarte o descubrir que tú habías llegado antes. Resulta
generoso cuando vienes con minifalda o vestido sin nada de ropa interior
debajo, esquivamos las palabras, nos abandonamos al silencio, a nuestro estado
mental que hemos aprendido a crear. Comienzo como otras veces a trazar dibujos
sobre los lienzos de tu piel, y sin saber el motivo esa noche me atraviesa de
repente el mismo escalofrío de esta mañana, y de nuevo un vagón.
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