Sin necesidad de buscar
explicaciones por tu ausencia la última vez que teníamos pensado encontrarnos,
hacemos balance como si nos sintiésemos extraños, desconocidos, tuviésemos la
urgencia de reconocernos para saber que aunque seamos carnívoros no acabaremos
devorando el uno al otro. Tú te quedas en la cama desnuda y abierta de piernas,
yo me siento en la silla, tus dedos sobre tu sexo que se encuentran y se tocan,
tu mirada sobre mi mano que sostiene mi miembro, lo pone duro y lo masturba, no
dejamos de mirarnos hasta que nuestros ojos estallan.
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