Hoy vino la frontera hasta mí,
estabas acostada encima de ella, Libre se alegró de verte y empezó a dar
vueltas por el jardín que traías entre tus manos, para mí aparte de sacarme de
esta ciudad que me pisa, me trajiste la paz que guardas en las yemas de tus
dedos al recorrer mi barba y enseñarme que el cielo puede estar rebelde e
indicar un nuevo cambio de rumbo, mientras la montaña vuelve a rugir y no quiero
volver a tener la sensación de sentirme encerrado, por eso me dejo escurrir
lentamente hasta ubicarme entre tus piernas correspondiendo así a la llamada de
tus caderas, y encontrar allí el calor que le hace falta a mis sueños.
Saludos y gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario