Podríamos ser extraños en un
tren, en una carretera donde estuvieses haciendo autoestop, en un cementerio de
elefantes buscando un lugar donde poder pensar, delante de un acuario gigante
de algún centro comercial de los que tanto detestamos, en un campamento de
verano y tú rompías las reglas besándome con los ojos abiertos, en una noria
dando vueltas creando mundos circulares, en una tienda de discos y sin darnos
cuenta estar escuchando la misma canción, debajo de una lluvia de estrellas, en
una pajarería mientras un loro nos enseña hablar y yo te digo sin conocerte dos
palabras: Me gustas.
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