El final será el que siempre
hemos esperado, que confiara en ti mientras veía como te subías al tranvía con
dos maletas y te alejabas. Budapest dejaba de ser lo que había sido. Las luces
de la tarde, los puentes donde dejamos colgando besos, fotos, recuerdos y tú me
hablabas de la arena de este último verano ahí en esos castillos que construías
llenos de razones que buscaban un final feliz, paisajes que ahora sentía
perdidos y tan solo ubicabas en tu mente, ¿Qué será ahora de la ciudad sin tu
cuerpo? ¿Dónde está esa playa en la que comenzó esta historia sin yo saberlo
(por no estar presente) hasta que me lo contaste?
No deberia de haber nunca un final...Pero a veces.
ResponderEliminarUn abrazo.