Como decirte que solo no puedo
cruzar este río, que en esta parte hay un tipo, es decir un niño transformado
en adulto tan solo pensando en dar con su vieja escopeta de perdigones un
perdigonazo al pájaro que salta de rama en rama en el árbol que se encuentra
enfrente de su ventana. La tierra tiembla y las calles se agrietan por la mitad
en la conciencia que le queda. Y sabes, aunque las palomas sean ratas con alas,
yo sí que creo en los pájaros azules de cristal y de arcilla. Y no lo olvides,
que no sé cómo decirte que solo no puedo llegar hasta la otra orilla.
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