Nos queda toda una vida por
delante. Mientras seguía bebiendo de la botella vacía que anunciaba una marca
de un whisky escocés y con el dedo índice de la otra mano lo metía dentro del
agujero que se le había hecho en el traje de Papa Noel que llevaba puesto
encima, hurgando dentro para hacerlo más grande. Ya ha pasado parte de la puta
navidad. Volvía al movimiento del dedo y al de intentar acabar una botella que
ya estaba acabada desde hacía un buen rato. Ella en cambio observándolo sentía
como si la aguja que estaba cosiendo un botón de una camisa se le hubiera
introducido en el corazón haciéndole mucho daño. El gato seguía mirándolos
incrédulo, sin saber que esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario