ENTRE ESA LÍNEA FINA QUE SEPARA LA FICCIÓN Y LA REALIDAD



Ella se quedó dormida. Imposible despertarla. El sueño caía en cascada por sus ojos cerrándolos. La imaginación cuando quiero hacer algo en la realidad y no puedo siempre me llega y en ese momento era inevitable. Porque ella dormía. Ella tal vez soñaba o solo entra en un estado de anestesia total y luego levantarse como si aquí no hubiese ocurrido nada.

Se perdió como en mi mundo las calles no tenían nombre, los agujeros del suelo eran para saltarlos evitarlos. Todo se cruzaba y derivaba en una espiral de cuerpos de gusanos que eran las principales avenidas y el aparato digestivo el distrito financiero quedaba a la derecha cerca del rio de uno de ellos. Tráfico. Trajes de George Armani. Ropa interior de Victoria Secret. Y la belleza estaba en ella. Que continuaba dormida en mi sofá esperando a que se despertase.

Los parásitos ocupan los lugares de los grandes edificios acristalados. Con vista al gran parque que algún día ardería si se me cruzaban los cables y me cargaba el maldito sistema que no soportaba en mi mente y no podía apagar. Ella con sus labios lo podría conseguir. Pero ella sigue seguía durmiendo como una bella durmiente como una blancanieves como una caperucita roja que quería acallar su lobo interior los lobos de fuera. Mientras yo viajaba en camello atravesando un volcán que llevaba callado hace muchos milenios.

El humo atraviesa la ventana se cuela por debajo del escenario y toca el piano huérfano y el saxo que se siente igual de abandonado junto a su primo el contrabajo y el público es un aluvión de butacas vacías porque ahora mismo no se me ocurre mejor público que el que no quiera estar y no está porque es un maldito error pasarse toda una vida esperando los aplausos de los demás para sentirse mejor. Ella cambia de postura. Le beso en la frente. Le acaricio el muslo y sigue durmiendo.

Enfrente había una casa de caramelos antes de que la quitase porque las golosinas el chocolate me hacían mal a la piel aunque los verdaderos causantes fueran otros. Ahora vuelve, la miro con sus dulces y bombones que ocupan su escaparate, igual que hago con lo las líneas anteriores y entro en la peligrosa ruleta rusa de la comparación. De qué es mejor o peor. Donde encontrar la mejor metáfora y donde se encuentra lo que pienso que debo borrar. Cuando realmente lo importante es que ella sigue durmiendo y yo solo quiero preguntarle si quiere ir a bailar conmigo.

Miro el móvil, una excusa, una llamada, un mensaje, una vuelta al pasado que he dedicado tanto tiempo a dibujar sin éxito porque ni tenía pinturas ni un lápiz al cual sacarle punta y finalmente decidí que si hay que pasarse toda una vida dependiendo de un aparato tan pequeño como de si mañana anunciasen el fin del mundo hay muchas cosas más que hacer que solo ver como la televisión tiene mil canales que ofrecer. Y ella sonríe tal vez esté soñando conmigo.

Llegan las luces que se apagan que se encienden y las que parpadean… Los timones de barcos que no estaría de mal intentar girar aunque solo sea por curiosidad no tener miedo de saltar sin paracaídas y hacer el amor desnudos en el aíre antes de descubrir que es primero si volar o caer en picado y morir. Cuando ella despierte le explicaré que si siempre escribo pensando en ella esté o no esté exista o no exista duerma o no duerma en el sofá se y me dé un beso o no me lo dé y me lleve a la cama o no me lleve nos encontremos de nuevo porque dejamos de buscarnos sea la primera vez o no lo sea es porque necesito una inspiración. Aunque sea ficticia. Aunque sea realidad.

Saludos y gracias

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