LUGARES GRISES



Se cuela una paloma y se queda parada en el alfeizar de la ventana, el tipo con el que estoy la agarra con sus manos sucias y fuertes, le arranca la cabeza y esta la mete dentro de una cazuela con agua hirviendo, el resto del cuerpo lo tira a una bolsa de basura verde y de las que se atan. Me mira y me dice: Eso que me has visto hacer es un lugar gris. Y vivimos rodeados de lugares grises.

Solo pienso en terminar de ahí cuanto antes y poder marcharme, mientras admiro su trabajo, de dónde sacará esas bolsitas pequeñas donde mete la hierba, e interrumpe mis pensamientos contándome una anécdota de la facultad de medicina, que hubo una vez un doctor que se encontró con el caso de tener que desenganchar la polla de un perro de la vagina de una chica de veinte poco años que quería descubrir nuevas experiencias en el mundo, eso sí que es jodidamente gris.

Me pregunta que si tengo a alguien, que si estoy con alguien, le contesto en pasado: Estaba. Me deja mi espacio, el silencio necesario para poder proseguir con la historia. Un día decidió dos cosas, levantarse en la cama de alguien que no era yo, y que nunca más se levantaría en una cama en la cual estuviese yo. Eso también es asquerosamente gris. Asiente con la cabeza, coge un billete de dinero y lo enrolla en forma de tubo, lo encaja en una de sus fosas nasales, se agacha y aspira un polvo blanco que hay sobre la mesa, en el extremo opuesto de donde se encuentra la hierba. Cuando termina, me dice: Por eso siempre llevas manchas de sangre en tus camisas, a la altura del sobaco de tu brazo izquierdo. Asiento. Apuntilla con un ese es tu propio lugar gris.

Saludos y gracias

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