Yo bebí de tu cáliz pensando
que con algo tan sencillo como eso me convertiría en tu Dios, en tu promesa
constante, vital, omnipresente, como la lluvia que nos caía pero no nos mojaba,
como las monedas que venían de arriba hacia abajo y no nos hacían daño, que
pasaríamos juntos todos los calendarios que le quedan al universo, desear con
aquel detalle ser parte de tu construcción, de la arquitectura que le diera
orden y sentido a toda tu vida, que cuando cerrases puertas o ventanas no me
dejases fuera como la otra mitad inservible, en definitiva que no bebí de tu cáliz
para que simplemente te acompañase como algo o alguien que solamente está de
paso.
Saludos y gracias
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