El niño mira con curiosidad la
brújula, se sube encima de la línea del tiempo y se transforma su mundo. La
primera vez que la vio las lagartijas salían por las paredes buscando la luz de
las bombillas para cazar mosquitos. La segunda los dormitorios eran caras
tristes de zombis cansados que volvían de sus horas de trabajo. La tercera la
ciudad se convirtió en un color azul oscuro invitando al puñal a manchar el
paisaje con un tono rojizo. La cuarta aparecía una elipsis que se lo tragaba
todo y la quinta se la encontró besando a otro. El niño en un cuerpo de anciano
tira la brújula al suelo y la pisa hasta romperla sin importarle no poder
volver a orientarse.
Saludos y gracias
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