La tensión sexual se podía
cortar con un cuchillo. Estaban sentados él en una silla de plástico blanca,
ella en una silla de plástico negra. Le había invitado a que pasase a su casa
para observar una planta. En medio de la distancia que separaba las sillas con
respecto a la planta una mesa pequeña de madera barata barnizada de color
verde. Encima de la mesa un plato con un huevo frito, un bote de aceitunas
abierto, y media barra de pan que le había sobrado del día anterior. Tan solo
tenía un cuarto de baño, una cocina con capacidad para una persona, y una
habitación donde se encontraban sin muebles. Únicamente en una esquina un
colchón tirado en el suelo, con un juego de sabanas encima y una almohada.
La tensión sexual se podía
cortar con un cuchillo. Estaban sentados él en una silla de plástico blanca,
ella en una silla de plástico negra. Todo se encontraba estático, la planta que
observaban, el huevo frito, el bote de aceitunas abierto, la media barra de
pan. No había movimiento, ni sonidos, ni aire que poder respirar. Hasta que
ella estiró la mano y rozó la de él. Entonces empezó a generarse energía. Se
atrajeron, se repelieron, se juntaron, se separaron, se miraron, se escandalizaron,
se levantaron, se acercaron, mantuvieron la distancia, la volvieron a acortar,
a menguar, se hicieron pequeños como hormigas que exploran un territorio
desconocido, se volvieron a agrandar y se sentaron cada uno en su silla.
No había nada más que una
tensión sexual que se podía cortar con un cuchillo y una planta a la cual
observar...
Saludos y gracias
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