DESDE EL POLO NORTE



Se despide de sus gatos dejándoles un gran tazón de leche, se disfraza de Papa Noel, desciende de su Polo Norte particular, da un beso al retrato que siempre hay de ella, camina descalzo, se calza antes de cerrar la puerta y subirse a su moto.  Antes de todo eso, horas antes de que una vez más la NASA descartarse la caída de un meteorito sobre la tierra alienando a la población con ello, se topó por casualidad con un funeral judío, todos los coches allí aparcados eran de marcas alemanas, y él que entonces ya estaba vestido de Papa Noel entró para preguntarles si también hacen funerales por todos aquellos que mueren cuando dejan caer sus bombas para colonizar un trozo de desierto. Nadie le contestó. Tan solo, únicamente sucedió que Moisés despertó desde el más allá y viendo los acontecimientos por televisión de los últimos tiempos se metió de nuevo en la cama tapándose el cuerpo entero con una sabana blanca producto de la vergüenza que sentía.

Despega con su moto como si sintiese que puede volar, por suerte no hay el tráfico habitual que suele haber en esa carretera de asfalto, sabe que pronto tendrá que parar en el algún sitio para cambiar el maldito carburador, y se cuestiona a si mismo pensando que regalos le gustaría pedir a Papa Noel cada vez que es navidad, ¿Será esa mañana de agosto una más de esas donde todo parece que va a cambiar a mejor pero resulta que finalmente no es así?

Arriba en la estratosfera unos duendecillos verdes celebran su propia fiesta pagana dentro de su platillo volante, uno de ellos llora por lo que observa que ocurre en algunos lugares aquí abajo.

Saludos y gracias

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